jueves, octubre 16, 2008

Una frase del actor Michael Caine sobre la dudosa relación entre cantidad y calidad en el desempeño artístico

"Estoy en tantas películas que dan a las dos de la mañana que la gente cree que ya estoy muerto." Michael Caine

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lunes, agosto 27, 2007

Una historia para la reflexión de la película Cinema Paradiso

[Alfredo cuenta la historia al joven Toto.]

Alfredo: Te contaré una historia. Sólo para ti, Toto. Sentémonos. ¡Dios Mío!
Hubo una vez un rey que dio una fiesta. Las más hermosas princesas asistieron. Un soldado de la guardia real vio pasar a la hija de rey. Era la más adorable, e inmediatamente el soldado se enamoró. Pero, ¿qué era un simple soldado al lado de la hija de un rey? Un día el soldado se las arregló para verla y le dijo que ya no podía vivir sin ella. La princesa quedó tan impactada por la profundidad de sus sentimientos que le dijo: "Si puedes esperar por 100 días con sus noches bajo mi balcón yo seré tuya". Dicho esto, el soldado salió y esperó un día, dos... luego diez, veinte. Cada noche la princesa lo buscaba y allí estaba él, sin moverse. Siempre allí, lloviera o relampagueara. Las aves se posaban en su cabeza, las abejas lo aguijoneaban, pero él no se movía. Después de 90 noches, se veía seco y pálido. Brotaron lágrimas de sus ojos. No pudo detenerlas. No tuvo ni siquiera fuerzas para dormir. Y todo ese tiempo, la princesa lo observaba. Cuando la nonagésima novena noche llegó... el soldado se levantó, tomó su silla, y se marchó...

Toto: ¿Qué? ¿Justo al final?

Alfredo: Justo al final, Toto. No me preguntés qué significa, no lo sé. Si logras descrifrarlo, me lo dices.

[Pocos años después, Toto ha aprendido un poco más sobre la vida y presenta su interpretación sobre el final de la historia.]

Toto: ¿Recuerdas la historia del soldado y la princesa? Ahora entiendo por qué el soldado se fue justo al final. Una noche más y la princesa hubiera sido suya. Pero no había manera que ella pudiera mantener su promesa. Y eso hubiera sido demasiado cruel. Lo hubiera matado. De esta forma, al menos durante 99 noches, él vivía con la ilusión de que ella estaba allí, esperando por él.

Alfredo: Haz como el soldado, Toto. Vete.

(Gracias al blog de Darren Wong por la versión en inglés, traducción libre propia)

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lunes, julio 30, 2007

Una pérdida del mundo cultural: muere director cinematográfico sueco Ingmar Bergman

Hoy nos despertamos con la noticia de la muerte de director sueco Ingmar Bergman.

Habría que ver cómo se plantea este problema en tiempos de revolución: alienados, condenados, sometidos o por fuerza de la inercia, el público venezolano concentra su consumo cinematográfico en la oferta de las salas comerciales, con los circuitostos cinex y cines unidos ofreciéndonos Hollywood y sus satélites durante todo el año, con los festivales europeos o norteamericanos independientes y sus películas de un par de años atrás incluidos.

Suele ser, de hecho, un gesto por el cual se aspira ganar reconocimiento de los amigos, fama de cinéfilo o un escalafón mayor en el alcance cultural del individuo cuando se decide a ir a la cinemateca nacional o se compra algún dvd-ya que no se cuenta ahora con la opción de la selección clásica del Video Color Yamín de Altamira- para ver algunas de las joyas clásicas de cine.

Y es en esta categoría en la que, inequívocamente, podemos incluir las películas de Ingmar Bergman. Podemos hablar del Séptimo sello, de las Fresas salvajes o de cualquier de las obras de su filmografía y podríamos, no hay duda, demostrar que por lo menos una mano de barniz cultural hay sobre nosotros.

Y no será mera construcción de mercadeo ya que, más allá del nombre que ha ganado Bergman, basta ver las películas para encontrarse con el trabajo de un creador que apunta, como los grandes, a las cuestiones últimas y su compresión: la pasión, el dolor, la forma como vivimos rodeados de historias y las maneras que hay para contarlas.

Errata: originalmente, por un error involutario pero inexcusable, esta entrada atribuía al maestro Bergman Las fresas de la amargura, cuando en realidad nos referíamos a Las fresas salvajes. Agradecemos a nuestra amiga Níyume, quien amablemente nos hizo la observación y aprovechamos para invitarlos a visitar su blog, Apuntes mercurianos.

Ofrecemos nuestras sentidas disculpas a nuestros lectores y a los seguidores y admiradores del trabajo del maestro Bergman.

Hoy nos despertamos con la noticia de su muerte y reivindicamos, con convicción, el poder del arte como un medio para la reflexión verdadera, para la reflexión relevante, un amuleto contra las mezquidades del día día.

Hoy recordamos que, no hay mérito mayor para un artista: que más allá de lo efímero de su vida -siempre marcada por la geografía, la historia, entre otras limitaciones- la obra persiste por sí misma, "camina sola", y está allí esperando, para que en algún futuro de carros voladores y hogares marcianos o lunares, alguien la contemple y pueda entender un poco más acerca de su esencia humana.

¡Salud por el arte!

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lunes, abril 09, 2007

Una visión alucinante: La fiesta del Chivo, la película de Luis Llosa

El asombro empieza desde el tagline o sloga de la película: Una historia que nunca debió suceder.

Y comienza porque no sólo sucedió después -pese a que la novela de Vargas Llosa es de reciente data, dictaduras como la última Argentina es posterior por algunos años a la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo- sino que podría continuar sucediendo de proseguir los errores que la izquierda actual comete en Latinoamérica y, en específico, en Venezuela.

Una fotografía de Rafael Trujillo podría estar en el diccionario acompañando al vocablo "canalla". Se trató de un militar más de estos que pululan en nuestros países, quien con mano de hierro, escrúpulo ninguno y apoyado en la coyuntura regional que permitió que los Estados Unidos apoyaran a cualquier gobierno que se declarara abiertamente en contra del comunismo, gobernó la República Dominicana como si fuera su feudo personal.

La película gira en torno -con ecos de la violación de Temple Drake en Santuario de William Faulkner- al trauma de Uranita Cabral, quien es mancillada por el Chivo cuando apenas es una adolescente. Uranita vuelve al cumpleaños número 80 de su padre, para reencontrarse con los vestigios de aquella podredumbre y desnudar a su ingenua familia la realidad de aquello que se había callado.

Y es que la ingenuidad es el nombre del juego con estos personajes. Ingenuidad demuestran las masas que los aplauden a rabiar en sus arengas nacionalistas, ingenuidad, demuestra quien cree que aquel que ha sufrido en manos del dictador exagera, aquel que piensa que las cosas no pueden ser tan terribles como se pintan.

El armado dramático es impecable: se denuncia la tragedia social, el dolor colectivo, pero los conflictos están encarnados: Uranita que sufre tal vez la humillación mayor, el almirante cuya esposa ha pasado a formar parte del harén de Trujillo, el empresario cuyo hermano es asesinado arbitrariamente por el régimen, víctimas todos del sistema.

Y el motor del conflicto es Trujillo quien no es simplemente un gobernante feroz sino un megalómano abierto a los adulones que le hacen creer que es como Alejandro Magno, Bolívar o Napoleón, la raza de hombres que construye naciones, "una fuerza de la naturaleza".

En este engaño, Trujillo se limita a satisfacer su ansia de poder, sus placeres carnales y a eliminar cualquier tipo de amenaza de la manera más contundente posible, con el apoyo del esbirro Abbes, quien se encarga de los trabajos sucios.

Situación a situación, mientras se cuece el final inevitable de Trujillo, vemos como todo lo que toca el tirano se va convirtiendo en excremento, en degradación, en negación de la esencia humana. Con empeño, Trujillo se envilece, envilece a su entorno y llega a perder cualquier límite humano. Como tantos otros aprendices de villanos, pasa la vida tratando de aparentar que han salido de una tragedia griega, cuando en realidad su final es propio de las comedias del teatro Chacaito.

Muchos criticaran el retrato como exagerado. Nuestra posición es que este Trujillo es, por un lado, Rafael Leonidas Trujillo, pero por otro, como el Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias, el Patriarca de García Márquez o el Supremo de Roa Bastos, una representación simbólica de ese mal tan particular y de tanta influencia que termina por apoderarse de ciertos gobernantes.

Se trata de una película para verla, analizarla y preguntarnos y repreguntarnos sobre por qué nos empeñamos en estas tierras en repetir las peores de nuestras historias. Se trata de una película en la cual cualquier parecido con la realidad, es, lamentablemente, un hecho incontrovertible en lugar de una coincidencia.

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jueves, marzo 15, 2007

Un comentario a propósito de Little Miss Sunshine y El laberinto del fauno: sobre la relevancia en la ficción

Personajes, trama, escenas, pasajes narrativos, descripciones, entre otros, son algunos de los elementos indispensables que consideramos al momento de asumir el reto de enseñar cómo se construye una obra de narrativa de ficción, convencidos que, de prestar el debido cuidado a todos ellos y al equilibrio del conjunto, el resultado debería ser, más allá del texto correcto, una pieza de significación intelectual y emocional.

La relevancia parece que la hemos dejado pasar. La relevancia, la pertinencia, la utilidad que tiene para nosotros una obra como habitantes no de un vacío en el tiempo sino de unas coordenadas espacio-temporales y, especialmente, culturales, que nos propone un marco específico desde el cual debemos decodificar las informaciones y situaciones que van apareciendo en nuestro campo de conciencia.

Se piensa en relevancia, se piensa en pertinencia y parece que nos acercamos mucho, tal vez demasiado, al periodismo. Más allá de las particularidades de las líneas editoriales de los medios de comunicación, los periodistas parece gente destinada a tener la capacidad de distinguir aquello que es relevante -noticia- de lo que no lo es -caliche-. Se trata de un aprendizaje que, a la larga, parece volverse automatismo, instinto y que al final nos favorece como lectores ya que nos presenta sólo aquello que realmente requerimos informativamente, dando un segundo plano a las curiosidades y rellenos a los cuales podemos acercarnos por voluntad personal.


El escritor hace bastante poco con este tipo de relevancia y trata de abordarla en sus propios términos para ambicionar aquello que es desmesurado y, al mismo tiempo, el combustible que nos lleva página a página, libro a libro: el impacto en el lector.


La relevancia con base en lo actual

Lo que sí nos permite la visión periodística es una posibilidad de acercarnos a la relevancia: por la actualidad, la importancia que nuestro tiempo da a determinados sucesos. Sería cuestión de mirar las palabras más buscadas en google, leer varios estudios de mercados y empaparnos hasta la inmersión en estos datos. Con las situaciones y temas provistos por nuestra investigación tendríamos suficiente para saber hacia dónde deberíamos llevar nuestros textos.


Sin embargo, esta actualidad, es una actualidad efímera y, sobre todo, depende demasiado de claves muy bien determinadas de un contexto. Desde esta perspectiva nos acercamos a un componente fundamental de esa joya sencilla y desnuda que es la película Little Miss Sunshine.

Pese a que no es uno de los temas dominantes de la película, observamos una curiosidad que no puede tomarse como simple azar. Un televisor aparece con un papel importante en un par de ocasiones: en la primera, en la habitación de Dwayne (Paul Dano) y Frank (Steve Carel) antes de irse a dormir. En la habitación de al lado los padres de Dwayne discuten. Frank, su tío, en un esfuerzo por alejarlo de esta pelea entre adultos prende el televisor. En una rueda de prensa se dará derecho de palabra al ex-Secretario de Defensa Donald Rumsfeld.

Justo a la mañana siguiente, mientras en la sala de espera de un hospital la familia entera espera para conocer la vida o muerte del abuelo, hay otro televisor encendido. En este caso hay un infomercial el cual -fantasea uno- sin compadecerse del drama de la familia, se limita a vender un artefacto para cocinar, a enumerar funciones, a ensalzar el gozo de comer.

Políticos y comerciantes, dos fuerzas dominantes de la cultura norteamericana. Y, sobre todo, dos grupos que promocionan productos, ideologías, guerras y visiones del mundo de manera agresiva, con un proselitismo persistente. Después del 11 de septiembre de 2001, después de la invasión a Irak, después de tanta recesión económica, los Estados Unidos han sido conducidos por comerciantes y políticos con apenas mínimas interrupciones de voces alternativas.

Para nosotros, Little Miss Sunshine, entre otras virtudes, tiene la de presentarse como una mirada introspectiva a la norteamérica perdida y lejana. Perdida en la geografía -¿qué tanto de habla de Albuquerque o Scottsdale, en comparación con Los Angeles, Boston, Washington o Nueva York en la literatura o la cinematografía?-; lejana de los grandes dramas -¿qué tanto pueden aportar al debate de la guerra contra el terrorismo o la última decisión de la Rserva Federal un experto en Proust, un aprendiz de gurú de autoayuda, un abuelo narcodependiente y una niña cuyo sueño es ganar la corona de un pequeño concurso de belleza?

Ese panorama parece decirnos: tenemos nuestros problemas, nuestros conflictos, que no por pequeños y privados son menos importantes. Busquemos nuestros problemas, frustrémonos con ellos, observémoslos, enfrentémoslos, fracasemos, pero vivamos. No nos entreguemos a una decisión de una cúpula de Washington o la próxima máquina que hará nuestra cocina, nuestro auto o nuestras reparaciones domésticas más sencillas y rápidas. Reivindiquemos nuestro espacio.

Escuchemos, analicemos, agreguemos una herramienta a nuestro equipo para comprender nuestra vida y, deseablemente, actuemos en consonancia. He aquí la relevancia de lo actual.


La relevancia con base en lo intemporal

En la antigüedad, los filósofos apuntaban a las "cuestiones últimas". Esos temas, esos rasgos de nuestra humanidad y de nuestra relación con nuestro entorno que no se solucionan al viajar por el aire, al comer saludable o al generar más movimientos, productos o ideas por cada segundo de existencia. La muerte, el amor, la soledad, los celos, el odio son nuestros tesoros y castigos eternos.

La mejor ficción, por su parte, también toca estas cuestiones últimas, por eso es longeva, por eso la releemos y nos parece que en la solidaridad de Sancho y el Quijote o en la incapacidad de Emma Bovary para comprender su situación y evitar la tragedia, se encuentran lecciones capaces de hacernos replantearnos la vida o parte de ella.

Pero, ¿cómo se llega a esta relevancia? ¿Dónde está el secreto, cuál es el password? Lamentablemente no tenemos respuestas, sin embargo, tenemos ejemplos, una vez más, contemporáneos y directos; una vez más, de la cinematografía.

Recientemente vimos El laberinto del fauno, la película de Guillermo del Toro. Entretenida, encantadora, conmovedora, asombrosa, fascinante; fascinante con esa extrañeza que Henry James consideraba una de las principales características de la mejor ficción.
Pero, ¿dónde está lo actual en esta fábula ambientada en el franquismo?

Frances Stonor en su libro La CIA y la Guerra Fría cultural dice que cualquier capacidad de ver el mundo en blancos y negros se perdió cuando, una vez terminada la II Guerra Mundial, inmediatamente se rompió la alianza de Estados Unidos y la U.R.S.S. y comenzó la Guerra Fría. Un proceso irreversible donde los malos y buenos quedaron encerrados en las líneas de los hermanos Grimm o de Charles Perrault. Un mundo enteramente gris.

Parece, entonces, que en estas circunstancias nos desenvolvemos. Los ecologistas pueden considerar atentados de cierta magnitud para defender el ambiente. Los políticos pueden llegar a adoptar aquella máxima que se pregunta cuánto puede valer una vida ante la posibilidad de un bienestar colectivo, y permitirse todo tipo de violencias. Entre imágenes y confesionarios podría uno toparse con un pederasta como representante de Dios. El camino a un cuerpo de apariencia atlética y saludable podría estar empedrado de potentes agentes químicos como apoyo.

La lucha del bien y el mal parece imposible, inconcebible hasta que nos debatimos entre transgredir o no una dieta, norma o vínculo, cada vez que nos dan un vuelto mayor al correspondiente y pensamos si lo devolvemos o lo conservamos, cuando nos remuerde la conciencia porque mentimos a un amigo para no reunirnos con él.

En cada uno de estos enfrentamientos, más allá del vencedor, hay una diferencia cualitativa en las razones del desenlace. A veces el miedo nos lleva a una victoria del bien o del mal. A veces el deseo de aparentar. El conocimiento. Los registros de comportamientos pasados. Los ideales. Las convicciones.

Y, en El laberinto del fauno, es la imaginación, son los sueños, los que triunfan. El franquismo es una fuerza tangible, el capitán Vidal (Sergi López) reniega de sus sentidos, de sus afectos, su único deseo es asegurar la perpetuación de su estirpe y servir dócilmente al sistema dominante. Para lograrlo abusa, humilla, mata. Es el mal condensado en una sola persona. Lo que se puede esperar de esto es ceguera, es la imposibilidad de echar la mirada más allá del obligo propio y del ombligo de quien ordena. Para Vidal no hay compasión, solidaridad ni cariño.

Tampoco hay la posibilidad de que pre-exista un mundo que nada tiene que ver con la "una, grande y libre", ni con caudillos por la gracia de un dios de circunstancias. Un mundo donde los reyes viven por siglos, donde lo que se pierde no se olvida sino que se busca en ese mundo o en cualquier otro que coexista.

Donde Ofelia (Ivana Baquero), una niña que parece ser víctima indefensa de sus abusos es una princesa. Donde hay pruebas de carácter fantástico que deben superarse para poder acceder hasta el palacio lleno de colores y lujos que alimentan los sentidos, hasta la reunión familiar que permite que ese mundo sea feliz por siempre.

Es un mundo al cual se llega hurgando en los libros, leyendo con fervor infantil sus páginas, exponiéndonos a la exuberancia de la naturaleza y abriéndonos no a lo evidente que nos ofrece el entorno sino al conjunto de posibilidades que pueden sostener la solidez de las formas, al correlato oscuro y casi imperceptible del cual nos separan hadas madrinas, laberintos y faunos.

Por eso decimos que, en un mundo donde parecen gobernar los grises, y donde muchas de los campos donde la confrontación bien-versus-mal puede resultar posible las victorias se obtienen de forma decadente, una obra que nos presente la posibilidad de utilizar como armas los sueños y la imaginación nos hace reflexionar, nos inspira, nos enaltece.

Después de todo puede que se trate de la única garantía, de la única certeza que desde las noches frías e inciertas de los primitivos contando relatos de caza alrededor del fuego, hasta el ejecutivo que se pregunta cómo hará para lograr su cuota, sus objetivos y superar a sus pares para asegurar su sustento y sus símbolos de status, nos acompaña en el centro de nuestra humanidad y nos hace pensar que el mal puede ser sutil, hermosa pero, sobre todo, contundentemente derrotado.

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lunes, febrero 26, 2007

Un deja vu fílmico: Pingüinos y músicos latinoamericanos contraatacan en los Oscars

pese a que por estar de regreso a Caracas no pudimos ver la transmisión en vivo de la entrega del Oscar, despertamos viendo los ganadores...

Más allá del merecido -tanto por la película como por la eterna postergación- premio a Martin Scorsese como mejor director, nos llamó la atención el regreso de dos protagonistas del año pasado: los pingüinos y Gustavo Santaolalla...

El año pasados fueron los emperadores de The march of penguins, esta vez los más lights y animados de Happy feet...

... y Santaolalla, quien después de apadrinar a los café tacuba alcanzó fama mundial al dar contrapunto musical a la historia de los vaqueros homosexuales del año pasado volvió a celebrar, esta vez por Babel, en lo que fue el gran triunfo del músico y un premio de consuelo para Alejandro González Iñárritu y su complejo film...

En fin, una entrega donde nadie ganó contundentemente, celebraron muchos y algunos se dieron el lujo de repetir...

A ver si repiten la entrega...

¡Salud por la magia del celuloide!

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jueves, febrero 22, 2007

Una recomendación fílmica: In the gloaming

Christopher Reeve, su director, el antiguo Superman está muerto. Más que de un largometraje se trata de un mediometraje de aproximadamente una hora de duración. En estos tiempos donde el SIDA es moneda corriente, la homosexualidad casi una moda y el sufrimiento es calmado por servicios religiosos televisados o la medicina sistémica, parece que se trata de una recomendación fuera de contexto. Sin embargo, hemos vuelto a ver después de más de diez años In the gloaming y sería egoista no comentarla.

Danny (Robert Sean Leonard) regresa a casa. Rápidamente la historia nos captura con una de las claves de la buena ficción: los vínculos entre los personajes. Janet (Glenn Close) es la mujer abnegada que todo ha entregado a su hijo y brota felicidad al recibirlo de vuelta. Martin (David Strathairn) es un esposo y padre que no sabe muy bien cómo cumplir ninguna de las dos funciones. Anne (Bridget Fonda) es la hermana siempre postergada, la hermana espectadora del cariño que sus padres son capaces y dar y lo concentran sólo en Danny.

Se acomoda el cuarto de Danny, se le acepta de regreso en la casa y sentimos que hay algo de trágico en ste regreso, pero se nos oculta. Como si cayeran las hojas desprendibles de un calendario pasa agosto, pasa septiembre.

Llega Myrna (Whoopi Goldberg), la enfermera para los cuidados cada vez más integrales que requiere Danny. Hablan de AZT, hablan de SIDA. Danny a regresado a morir en su casa. Con sutileza la madre trata de no hablar del tema, el padre intenta ser amable como un ventero de los tiempos del Quijote, la hermana simplemente gravita, excluida, obviada.

Y mientras los días pasas y la vida se acaba, Danny y su madre ver el atardecer, el crepúsculo, ese momento del día que el abuelo materno británico llama "gloaming" y, extasiados, tratan de paladear lo que queda de vida.

Lo que queda de vida para todos, porque Danny es apenas un reloj del tiempo vital del resto de la familia, sobre todo de la madre, que parece atrapada en un matrimonio cuyo encanto se perdió hace tiempo y que ella justifica diciendo que es la dinámica propia del matrimonio.

Es una historia de descubrimientos: ¿qué perdemos cuando se acerca la muerte de alguien muy cercano? ¿Qué somos capaces de entregar para disfrutar sus últimos momentos? ¿Cuán ignorantes somos de las personas que nos rodean, de sus afectos, sus miedos, sus sueños?

Todo se va respondiendo lentamente, con una belleza calma, sin estridencias, como un niña arreglada para su primera comunión, como una canción a capella.

Y al final, sin duda, la tragedia. Pero no es una tragedia que simplemente nos entristece, menos aún nos envilece sino que nos reconstituye, nos invita a la reflexión y nos impulsa a dar un abrazo o a decir un te quiero, sentido, como a veces se nos olvida, en la próxima oportunidad que tengamos.

Hay una casa, hay un estanque, hay un banco de madera y, cada tarde, el crepúsculo para sentarse y convocar la magia de los sueños, la presencia de quienes no nos acompañan, el resto de vida que nos queda. Y hay una película que conjugó todos los elementos en una excelente obra.

¡Salud por la buena narrativa!

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miércoles, febrero 21, 2007

Una abuelita deseable: Amparo Grisales y el exuberante encanto de tener 50


Si no confiáramos en la fuente -el diario el tiempo-, esta foto es digna de las peores conspiraciones mediáticas contra el generoso y eficiente gobierno de Hugo Chávez... pero, no, se trata de Amparo Grisales, la diva colombiana que ahora, a sus cincuenta años, parece que confirma que posee el secreto de una juventud eterna y pujante...

Como si no quisiera que las generaciones más jóvenes crecieran sin convertirla en uno de los ejes de sus fantasías, la Grisales se muestra generosa y abiertamente en esta sesión de fotos...

Para nosotros, Amparo Grisales es el anverso de Margarita Rosa De Francisco -Café con aroma de mujer- : mientras las ex de Carlos Vives tiene una especie de candidez, irradia paz, Amparo Grisales es como el fuego, apasionada, con una pasión por la polémica...

Trajo incluso sus controverias a Venezuela, cuando durante la filamción de la película de Mauricio Wallerstein, De mujer a mujer, se le acusó de haber socializado íntimamente con buena parte del elenco y haberse comportado insoportablemente con el resto...

Sin embargo, más allá del ruido mediático, Grisales fue la protagonista de la interesante novela En cuerpo ajeno, una de las pasiones televisivas de nuestra madre...

Una vez hecho el balance, no queda más que admirarse: Amparo Grisales está redefiniendo la longevidad de las actrices/símbolos sexuales y todavía nos deja suspirando...

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viernes, febrero 09, 2007

Un final totalmente trágico para una semi-diva: muere Anna Nicole Smith

Anna Nicole Smith, literalmente, lo fue todo...

Del símbolo sexual de masas salido de Playboy a obesa declarada que se burlaba de sí misma...

Llegó a participar, entonces, de industrias que permiten comprender la sociedad actual: la pornografía y los reality shows...

Fue estigmatizada por casarse con un hombre cuya edad triplicaba la de ella para cazar su fortuna... tuvo que soportar los juicios con los demás herederos del difunto... tuvo que enfrentar la muerte de su hijo... y apenas si celebró unos pocos cumpleaños...

Ayer, llega su asistente personal a una habitación dehotel que coupaba y la encuentra "colapsada"... llega su guardaespaldas y trata de darle primeros auxilios... pero su destino final estaba marcado...

Todo lo de Anna-Nicole parecía tener el camino de la chica que persigue el sueño americano, pero con un tinte de farsa... Su final, en contraposición, es de tragedia griega...

A nosotros nos queda un recuerdo personal: una mujer de piernas interminables que pone en peligro el metrimonio del teniente de policía Frank Drebin en Y... ¿dónde está el policía? 33 1/3
que vimo con nuestro amigo Oscar hace ya 13 años...

Una cabellera rubia, unas piernas largas, un busto pronunciado, una vida de escándalo y una muerte trágica... el sueño dorado de un editor de tabloide sensacionalista...

¡Sañud a la memoria de Anna Nicole!

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miércoles, enero 03, 2007

Un fingimiento: presidente Daniel Ortega despachará desde un centro de convenciones

En lugar de realizar su trabajo desde el palacio presidencial, el recién elegido Ortega dijo a través de su esposa y portavoz que despachará desde un centro de convenciones, para dar una idea de austeridad y modestia.

He allí el problema con los comunistas. Viven en un mundo de ilsuiones, fantasmas y mentiras, el cual, como satíricamente se hace en la película Goodbye, Lenin, puede ser reconstruido con pequeños artificios.

¿Será que Ortega va a pasar el hambre que pueden pasar los pobres de Nicaragua? ¿Será que va a renunciar a todas las prebendas de su cargo?

Difícilmente. Si tiene un amiguito en Venezuela que llegó tmabién con la austeridad y ahora no se pone trajes que bajen de un par de miles de dólares, relojes de lujo y los viajes todos en un avión supermoderno y hecho a la medida. (excepto cuando para mentir y engañar desempolva un escarabajo y va a votar)

Ya se reconfirmará en Nicaragua que Ortega, como todos los comunistas, quieren que todos sean iguales pero el común de la gente más igual entre ellos que los líderes con sus ostentosas costumbre.

¡Salud, pues, por los discípulos de Marx!

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miércoles, diciembre 27, 2006

Un duelo: Muere el presidente republicano favorito de Homero Simpson, Gerald Ford



Mientras la llegada de George Bush padre al vecindario de Los Simpsons, en el episodio Dos malos vecinos, terminó en un violento enfrentamiento con Homero por el comportamiento atroz de Bart, la mudanza de Gerald Ford, un hombre común americano, amante de los nachos, cervezas y fútbol americano, regresa la paz vecinal a Springfield.

Hoy, cuando las agencias internacionales informan de la muerte del ex-presidente Ford, a los 93 años, muchos lo recuerdan como la figura que llegó a apaciguar el escándalo del Watergate para luego perder las elecciones frente a Jimmy Carter.

Nosotros nos pronunciamos por su interesante participación televisiva como un elemento más cercano a su legado

¡Salud a su memoria!

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martes, diciembre 19, 2006

Una despedida: muere titán de los dibujos animados Joe Barbera

Quienes hemos tenido la posibilidad de una educación universitaria y, sobre todo, quienes hemos hecho nuestras las búsquedas más humanísticas del espectro del conocimiento, pasamos mucho tiempo tratando de apoderarnos de discursos que nos permitan entender el mundo...

La literatura misma, el cine, el psicoanálisis, la política, la sociología, la antropología... sin embargo, si somos sinceros con nosotros mismos, no podemos menos que quitarnos el sombrero, que hincar rodilla y respetar a aquellos que nos ofrecieron las primeras herramientas no paternas para entender el mundo: los creadores de dibujos animados...

¿Norteamericanazidos, ideologizadores, distorsionadores? El tiempo y el estudio matizan esos efectos... su aporte es insustituible -al menos para nuestra generación, sin la sofisticación de los juegos de video actuales- y el del estudio Hanna-Barbera destacó siempre...

¡Salud por los hombres dedicados, comercialmente o no, a la imaginación-


"Joe Barbera, uno de los integrantes del equipo Hanna-Barbera creador de popularísimos dibujos animados como Los Picapiedras, el Oso Yogi y Tom & Jerry, murió hoy a los 95 años. El deceso se produjo por causas naturales estando en su hogar, junto a su esposa Sheila, dijo el portavoz de la productora Warner Bros, Gary Miereanu.

Con su socio Bill Hanna, Barbera tuvo su primer éxito con los dibujos animados de Tom y Jerry. Las batallas incesantes entre el gato y el ratón ganaron siete Oscar, más que cualquier otra serie con los mismos protagonistas.

Los socios, que formaron equipo por primera vez cuando trabajaban para la Metro en los años 30, conocieron nuevos éxitos en los 50 con sus ingeniosas series de comedias animadas para televisión, entre otras "Los Picapiedras", "Los Supersónicos", "El oso Yogi" y "El perro Huckleberry y sus amigos".

Sus dones se combinaban a la perfección, escribió el crítico Leonard Maltin en su libro "Of Mice and Magic: A History of American Animated Cartoons". Barbera aportaba los chistes y los ingeniosos dibujos, Hanna su simpatía y sentido de la oportunidad. "Este equipo de guionista y director podría conservar el récord de producir dibujos animados de alta calidad con los mismos personajes año tras año, sin solución de continuidad ni alteraciones en la rutina", escribió Maltin.

"De la Edad de Piedra a la Era Espacial y desde los horarios pico hasta los sábados por la mañana, la distribución y el cable, los personajes que creó con su difunto socio William Hanna son no sólo superestrellas animadas sino una parte altamente apreciada de la cultura popular estadounidense. Su familia y amigos, lo echarán de menos, pero Joe seguirá vivo en su obra", dijo el presidente de Warner Bros., Barry Meyer.

Hanna, quien falleció en 2001, dijo una vez que él no era un buen dibujante, pero su socio podía "captar un estado de ánimo y una expresión en un simple dibujo mejor que cualquier otra persona que yo haya conocido". Los dos crearon la primera pareja de gato y ratón para el corto "Puss Gets the Boot". Esta fue postulada para un Oscar y la MGM les permitió seguir experimentando hasta que nacieron los personajes de Tom y Jerry. Jerry fue tomado a préstamo para el musical "Anchors Aweigh", donde baila con Gene Kelly en una escena que se ha convertido en un clásico del cine.

A mediados de los 50, cuando MGM cerró su departamento de animación, Hanna y Barbera empezaron a trabajar por cuenta propia. Con los presupuestos más bajos de la televisión, sus nuevos dibujos pusieron el acento en el ingenio verbal más que en la acción detallada propia del dibujo animado cinematográfico. Al igual que "Los Simpson" tres décadas después, "Los Picapiedras" fueron un éxito en los horarios pico de la televisión. El grito de Pedro Picapiedra, "Yabba dabba doo" entró a formar parte del idioma.

El equipo Hanna-Barbera recibió ocho premios Emmy, entre ellos el Premio del Gobernador de la Academia." (clarín)

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lunes, diciembre 11, 2006

Una película para reflexionar sobre la dictadura pinochetista: Missing de Costa Gavras

Algunas teorías dicen que los eventos históricos sólo pueden comprenderse como confluencias de fuerzas superiores a los hombres y, generalmente, inevitables.

Todo ese discurso al lector y al espectador ordinario le es lejano, solemos conectar con los grandes cuadros de la historia por los dramas personales, esos pequeños laboratorios en los cuales los creadores nos muestran como personas como nosotros sufrieron, a su escala, los grandes triunfos y las grandes tragedias de la humanidad.

Este es el contexto de Missing, el film de Costa Gavras ambientado durante el período de Pinochet. Charlie Horman es un joven idealista norteamericano que llega con su esposa y otro grupo de jóvenes al Chile de Allende en busca de la utopía socialista. Su padre, Ed Horman, es su antónimo: un conservador férreo que desprecia toda la visión de su hijo y está confiado en la mano del mercado y en las comodidades del american way of life.

Como para todos, el golpe llega para los jóvenes norteamericanos. Llega la represión, las redadas entre aquellos quienes como Charlie colaboran con publicaciones de corte izquierdista. Llega la desaparición.

Antes que conservador, Ed Horman es un padre, así que, por sugerencia de su nuera, acude a su congresante más cercano a solicitar ayuda para ubicar a Charlie. El viejo Horman comienza una aproximación kafkiana a las autoridades norteamericanas.

Pasan los días, los rumores de más desapariciones y las sospechas de tortura y muerte terminan por convencer a Ed Horman, en su individualismo, de que nada mejor que su acción personalísima en un viaje a Chile.

Es allí cuando, entre funcionarios atemorizados o férreamente silenciados, refugiados trastornados, unos exageradamente maquiavélicos funcionarios de la embajada norteamericana y una periodista que quiere desentrañar los posiblen vínculos de Washington con el golpe de Estado, Ed Horman va descubriendo que a veces la posición conservadora de "poner un poco de orden" puede tomar una perversión cruel.

Jack Lemmon ofrece una actuación impecable y el armado narrativo a través de fragmentos que reconstruyen los últimos días de Charlie Horman nos mantienen atentos pese a algunos excesos propios del carácter de denuncia de las atrocidades del régimen de Pinochet que se permite con cierta frecuencia Costa Gavras.

Y hoy que ha muerto el general Pinochet, es una oportunidad para verla de nuevo, llegar a nuevas conclusiones y, sobre todo, hacernos nuevas preguntas.

Seguimos prendados de la reflexión de Isabel Allende que reseñamos esta mañana: "La única dignidad que puede tener un país es que puede aprender de su historia, que es capaz de mirar al futuro aprendiendo su historia, no negando su historia".

Tal vez los signos se presentan para recordarnos que más una opción tenemos enfrente un deber.

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miércoles, noviembre 22, 2006

Una despedida con retraso: Muere director Robert Altman

"Una última noche. De eso se trata la última película que hizo. De la última noche de un legendario programa de radio en vivo. De finales, de muerte, de separaciones, conclusiones, rupturas y de decisiones que la vida toma por los seres humanos sin pedirles muchas opiniones. A Prairie Home Companion está ahora en medio de la promoción para las postulaciones al Oscar y su director, Robert Altman, el autor de más de 80 películas estrenadas en más de 40 años de carrera artística, no estará para ver cómo resulta su relación con el premio que siempre lo dejó de lado. El pasado lunes el cineasta estadounidense, que fue comparado con Fellini, Welles y Stroheim, falleció en un hospital de Los Angeles, a sus 81 años, por causas no reveladas.

Con una voz crítica siempre lanzó opiniones duras sobre la industria cinematográfica o la política de su país y con su estilo fílmico particular intentó retratar instantes con una gran sensación de realidad y de dispersión. "No puedo hacer otra cosa que lo que hago. Si tratara, fracasaría", dijo en su ciudad natal, Kansas, en 2001.

Altman llegó al éxito cinematográfico tardíamente, a los 45 años.

En 1970 se estrenó su tercera película, una de las más aclamadas de toda su carrera, tanto por la audiencia como por la crítica: M.A.S.H., una sátira bélica sobre Corea.

Su método de rodaje le trajo algunos problemas con los actores Elliot Gould y Donald Sutherland, que se quejaron de que la historia se centraba en personajes paralelos a los suyos. Años después Gould reconoció estar equivocado y no "haber entendido la búsqueda permanente de Altman por conseguir el momento imperfecto".

Ya antes había tenido problemas con personas del medio por su forma de comandar la filmación.

En 1968, cuando dirigía Count down, fue despedido por Jack Warner, familiar de los famosos hermanos. "Me llamó y me dijo que no volviera al día siguiente, que el guardia tenía orden de no dejarme entrar al estudio. Él dijo: `Ese tonto tiene a todos los personajes hablando al mismo tiempo", contó el cineasta en una entrevista.

"No quiero que se entienda todo –el sonido, las imágenes–, lo que trato de presentar es algo sobre lo que la audiencia tenga que trabajar un poco. Tienen que invertir algo.

Uno no oye todo lo que alguien dice en la vida real. ¿O sí? Tal vez no estás escuchando, o estás distraído.

Esa es la ilusión que quiero. Es una forma de hacer que la audiencia se involucre y participe".

La crítica cinematográfica de The New Yorker, Pauline Kael, dijo una vez: "Altman tiene que introducir un elemento de riesgo que supera los riesgos que todos los directores toman".

Esos atrevimientos del director incluían, como firma de autor, la utilización de grandes elencos que llevaban el rumbo de la historia a través de relatos distintos. 40 actores en Nashville, 48 en A Wedding, 40 en Short Cuts y más de 60 en Prêt à-Porter y The Player demuestran que el cineasta disfrutaba diluyendo lo que quería contar en la realidad de varios personajes, una forma de acercarse a la incertidumbre y diversidad de la vida real.

"El arte de Altman, como el de Fred Astaire, es el gran arte americano de hacer a lo imposible parecer fácil", dijo en otra ocasión Kael.


Auge, caída y auge
Luego del triunfo de M.A.S.H., Altman entró en el grupo del "renacimiento de Hollywood", como llamó Diane Jacobs a una generación de directores compuesta por Arthur Penn, Francis Ford Coppola, John Cassavetes, Martin Scorsese, Stanley Kubrick, que reformuló esquemas narrativos y estructurales del cine entre las décadas de los años 60 y 70.

Hizo varias cintas que fueron reconocidas, nunca a los niveles de su sátira de la Guerra de Corea. Pero su caída, dentro del gran mundo hollywoodense, llegó con Popeye.

Como fue constante en la carrera del director, luego del fracaso llegó un resurgimiento. En 1992, con The Player, logró matar dos pájaros de un tiro: ganar de nuevo alabanzas de la crítica y respeto de la audiencia, y poner su mirada crítica sobre Hollywood. Luego siguió una adaptación de las historias cortas de Raymond Carver, Short Cuts, y la fracasada, en cuanto a taquilla y reseñas, Prêt-à-Porter.

Resurgió con fuerza en 2001 con Gosford Park, una comedia negra sobre la sociedad inglesa que mezclaba el misterio de un asesinato –al estilo de Agatha Christie– y las marcadas diferencias sociales entre la servidumbre y la clase alta. Ese año su cinta ganó un Oscar a Mejor Guión, estatuilla que nunca le otorgó la Academia –sólo en su versión honorífica y un año antes de su muerte– a pesar de haberlo postulado 5 veces en la categoría de Mejor Director y dos en la de Mejor Película, como productor.

Cuando en la edición pasada de los premios de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas el director sostuviera el único Oscar que recibió en vida, dijo, sin emoción evidente en su rostro: "Veo esto como el nudo que ata a todas mis películas porque, para mí, lo que he hecho ha sido un solo y largo filme.

Y sé que a algunos de ustedes les han gustado algunas secciones de él y a otros... no importa, está bien"." (el nacional)

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domingo, noviembre 19, 2006

Una paradoja: la fecunda relación Hollywood-Ernesto "Che" Guevara

"Guevara en Hollywood. A sólo dos años de su muerte, los famosos estudios cinematográficos de Estados Unidos ya comenzaron a filmar películas sobre la vida del Che. Una veta fílmica que, más que detenerse, crece con los años. La saga promete nuevo estrenos mundiales para el 2007, y proyectos ambiciosos para años posteriores. Por primera vez, y en exclusiva, en Crónicas Argentinas estamos en condiciones de decirles: ¡BIENVENIDOS A CHELLYWOOD!

Fue en 1969 que se inicia la estrecha relación entre el Comandante de la revolución cubana y Hollywood. Aquel año se estrena Che!, con Omar Sharif interpretando a Guevara y con Jack Palance (Q.E.P.D.) en el papel de Fidel Castro. La cinta, que fue recibida en Argentina y Chile con fuertes manifestaciones de repudio de los Pro-Che, marca el inicio de la larga vida que tiene Chellywood.

Seguramente, la más famosa de estas películas sea “Diarios de Motocicleta”, cinta de 2004 dirigida por Walter Salles y con Gael García Bernal en el papel del Che. El film, que se centró en la juventud de Guevara, llegó a tener varias nominaciones al Oscar y fue aplaudido por la prensa de Estados Unidos.

Pero Chellywood no se detiene. Steven Soderbergh, el mismo director de Traffic, no está filmando una sino que dos películas sobre el Che Guevara. El protagonista de ambas será Benicio del Toro, en el papel del comandante. La primera película se llamará "El argentino", y parte con la llegada de Guevara a las costas de Cuba en 1956 para derrocar a Batista. La segunda será “Guerrilla", y partirá con el discurso que dio Guevara ante las Naciones Unidas en 1964 y terminará con su asesinato en Bolivia. Hay más de 70 millones de dólares de presupuesto para filmarlas.

Es probable que alguna vez Chellywood tenga su propio premio, con una estatuilla del comandante como galardón en las diferentes categorías, y empleados de la industria levantando el trofeo antes de decir algunas palabras dirigidas al mundo.

Por ahora, sólo queda tratar de interpretar el fenómeno de tantos directores y actores de Hollywood mostrando la vida de Guevara. Está la posibilidad que sea un acto de protesta, desde el mismo corazón de la gran industria americana. Es probable, también, que sólo sea una apuesta comercial dirigida a bolsillos guevaristas. Tal vez la ambición esté que querer re escribir la historia de Guevara. Aunque no se debiera descartar que sea un lavado de imagen de quienes están con manos y pies en la industria del entretenimiento mundial. Aunque tampoco debemos descartar que sus protagonistas lo vean como el más idealista de sus proyectos profesionales.
Independiente de lo que sea, o lo que parezca, la duda salta de inmediato:

¿Cuánto de Guevara hay en Chellywood?" (clarín)

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