lunes, diciembre 11, 2006

Una película para reflexionar sobre la dictadura pinochetista: Missing de Costa Gavras

Algunas teorías dicen que los eventos históricos sólo pueden comprenderse como confluencias de fuerzas superiores a los hombres y, generalmente, inevitables.

Todo ese discurso al lector y al espectador ordinario le es lejano, solemos conectar con los grandes cuadros de la historia por los dramas personales, esos pequeños laboratorios en los cuales los creadores nos muestran como personas como nosotros sufrieron, a su escala, los grandes triunfos y las grandes tragedias de la humanidad.

Este es el contexto de Missing, el film de Costa Gavras ambientado durante el período de Pinochet. Charlie Horman es un joven idealista norteamericano que llega con su esposa y otro grupo de jóvenes al Chile de Allende en busca de la utopía socialista. Su padre, Ed Horman, es su antónimo: un conservador férreo que desprecia toda la visión de su hijo y está confiado en la mano del mercado y en las comodidades del american way of life.

Como para todos, el golpe llega para los jóvenes norteamericanos. Llega la represión, las redadas entre aquellos quienes como Charlie colaboran con publicaciones de corte izquierdista. Llega la desaparición.

Antes que conservador, Ed Horman es un padre, así que, por sugerencia de su nuera, acude a su congresante más cercano a solicitar ayuda para ubicar a Charlie. El viejo Horman comienza una aproximación kafkiana a las autoridades norteamericanas.

Pasan los días, los rumores de más desapariciones y las sospechas de tortura y muerte terminan por convencer a Ed Horman, en su individualismo, de que nada mejor que su acción personalísima en un viaje a Chile.

Es allí cuando, entre funcionarios atemorizados o férreamente silenciados, refugiados trastornados, unos exageradamente maquiavélicos funcionarios de la embajada norteamericana y una periodista que quiere desentrañar los posiblen vínculos de Washington con el golpe de Estado, Ed Horman va descubriendo que a veces la posición conservadora de "poner un poco de orden" puede tomar una perversión cruel.

Jack Lemmon ofrece una actuación impecable y el armado narrativo a través de fragmentos que reconstruyen los últimos días de Charlie Horman nos mantienen atentos pese a algunos excesos propios del carácter de denuncia de las atrocidades del régimen de Pinochet que se permite con cierta frecuencia Costa Gavras.

Y hoy que ha muerto el general Pinochet, es una oportunidad para verla de nuevo, llegar a nuevas conclusiones y, sobre todo, hacernos nuevas preguntas.

Seguimos prendados de la reflexión de Isabel Allende que reseñamos esta mañana: "La única dignidad que puede tener un país es que puede aprender de su historia, que es capaz de mirar al futuro aprendiendo su historia, no negando su historia".

Tal vez los signos se presentan para recordarnos que más una opción tenemos enfrente un deber.

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