sábado, mayo 05, 2007

Una buena noticia: comienza la reedición de las novelas de Juan Carlos Onetti


Lejos del relumbrón del escritor que vocifera y que tiene adeptos y fanáticos equiparables a los desamparados que siguen asistiendo a la tumbra de Jim Morrison en París, la obra de Juan Carlos Onetti parecía condenada al olvido.

Pero los grandes libros caminan solos y, en esta oportunidad, según leemos en clarín, harán caminar a los lectores hispanoparlantes cuando se comiencen a distribuir las reediciones de dos novelas cortas -El pozo y Los adioses- y la estupenda La vida breve.

Llegamos a Onetti por un viejo ejemplar de segunda, tercera o centésima mano de El astillero, hace unos cuantos años, en una elección en la cual privó principalmentesu extensión: un libro de menos de doscientas páginas.

Pensábamos simplemente incluirlo en la lista de lecturas febriles de esos años, '94 y 95, todavía en la universidad metropolitana, pasar sobre él y un tanto más al haber.

Pero entonces apareció Santa María, esa fantasmagoría hecha de la materia con la que se están hechas Buenos Aires y Montevideo, tal vez una ciudad más espectral que las Sábato. Apareció Brausen y Petras y su estampa de caballeros de tristes y patéticas figuras.

Esa atmósfera de desasosiego, de abandono, de desconexión con la dinámica que un mundo que teóricamente debería ser cambiante nos obligó a lectura lenta, a las relecturas y la revelación del descubrimiento.

Nos llevo a Tan triste como ella, Juntacadáveres, al chivo y la prostituta de Para un tumba sin nombre y Un sueño realizado. Nos hizo perseguir un ejemplar de La vida breve por varias librerías dle mundo hasta dar con uno en Nueva York. Nos llevó a encontrar a Antonio Muñoz Molina soñando "onettianamente" su inspector de Plenilunio. Nos llevó a ese ermitaño que leía novela negra como el adicto inhala o se inyecta.

Pero, derrotado como su personajes, parecía que sus libros corrían el mismo destino de difuminación, de extrañamiento del mundo. Pero, como sus personajes, parece que la profunda humanidad y ternura de una editorial los rescata,. Toda una historia onettiana: una realidad antigua de la que nadie guarda memoria y sólo quedan los fantasmas, los espejimos del presente, y luego la ternura reconstituyendo la esencia humana.

¡Salud y que lleguen pronto a Venezuela!

Etiquetas: , , , ,