Una muestra de solidaridad con el periodista Miguel Salazar

No comulgamos con muchísimas de las ideas de Miguel Salazar, pero lo hemos venido leyendo desde la época de Quinto día y ahora con su propio semanario Las verdades de Miguel y siempre hemos encontrado a un periodista que, más allá de un sesgo particular y algunas teorías conspirativas probablemente infundadas, suele ser fiel a sus principios y restearse con las causas que defiende.

Pero, además, esta defensa no la hace de manera ciega o sumisa sino desde la crítica y esto le ha valido la peresecución de la que actualmente es víctima por parte de Rafael Vargas, el ex-presidente del Seguro social que en medio de 11 de abril se pintó el pelo para escapar, y Eduardo Manuitt, el gobernador del estado Guárico, condenado políticamente por la Asamblea Nacional, pero excusado por su adhesión al líder de la revolución.

Nos parece que, verdadera revolución, será que Rafael Vargas y Eduardo Manuitt no huyan hacia delante utilizando sus influencias sino probando claramente la equivocación del periodista. Verdadera revolución sería que Miguel Salazar no se convierta en otro William Ojeda, condenado por libro ¿Cuánto vale un juez?

Mientras tanto, no hay más que continuismo adeco-copeyano, como lo hay en el clientelismo y en tantas otras manifestaciones que el chavismo quiere asumir como originales.

Nosotros, un poco tarde pero muy convencidos, hacemos llegar a nuestro apreciado Miguel Salazar, cuya carrera como escritor también hemos seguido en sus libros La gata turca -sobre el caso de Cybell Naime- y Un tal Chávez -el cual reseñamos en Panfleto negro-, un saludo afectuoso y solidario y esperamos que cese su persecución.