miércoles, mayo 02, 2007

Un análisis sesudo: Calixto Ortega habla de la nacionalización de faja en Primera página



Allí estuvieron, cual Marta Colomina versus Pedro Penzini en unión radio, Roberto Giusti y Calixto Ortega. Difícilmente podría llegar a calificarse de diálogo, fueron más bien un par de soliloquios superpuestos por la magia de la pantalla golpista de globovisión.

Calixto Ortega nos contó cómo la nacionalización de Pérez I había sido -en palabras del némesis Petkoff- "chucuta". Ahora sí es verdad que hay soberanía para rato, no nos dejemos engañar por la forma como se abultan nuestras cifras de importaciones.

De cualquier manera, a Calixto Ortega le creemos. Él tiene algo que nos falta a todos nosotros, comentaristas de la realidad política con el vértigo de la presencia. Calixto Ortega tiene la bendición de la distancia.




Como sin empacho nos comentan nuestros primos rojos, rojitos, Ortega ha salido del Moján para ver mundo y ahora vive plácidamente en un suburbio norteamericano, haciendo acto de presencia sólo cuando es absolutamente indispensable, como cuando es necesario celebrar una nueva derrota que se le inflinge al Imperio.

Calixto Ortega no es simplemente un dirigente revolucionario. Es un paradigma de conducta.

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