domingo, mayo 06, 2007

Un reencuentro con las grandes batallas pugilísticas: Floyd Mayweather derrota a Oscar de La Hoya

Todavía recordamos hace más o menos 20 años cuando Marvin Hagler y Sugar Ray Leonard se preparaban para su pelea. Era algo apenas instintivo, pero podíamos notar que no era un evento ordinario: el poder de Hagler contra la velocidad de Leonard, maña contra fuerza.

Luego vinieron las peleas legendarias de de Whitaker contra Julio César Chávez, Tyson contra Holyfield, Félix Trinidad contra Bernard Hopkins, los combates acrobáticos de Roy Jones Jr. Siempre acompañados por nuestra madre y, eventualmente, cuando el sueño se lo permite, por nuestro padre, hemos tratado de seguir las peleas importantes, tener nuestros favoritos, analizar el curso de la pelea e imaginar las posibles revanchas.

Ayer fue una de esas veladas mágicas. Después de que Pepe Aguilar y Marc Anthony cantaran los himnos de México y Estados Unidos respectivamente, Michael Buffer, el tremendo anunciador de los combates inolvidables dio su grito: Let's get ready to rumble!

Y todo comenzó:

Oscar de La Hoya salió sin favoritismo, con mayor edad, con la desventaja de pelear apenas una vez por año, pero con la confianza de llevarse algunas decenas de millones de dólares sólo por presentarse y la certeza de haber sabido llevar su vida: le ha dado tiempo para ser modelo, cantante y tiene su propia empresa de promoción boxística, Golden Boy.

El niño de oro se veía firme pero con menos brillo que en luchas anteriores.

Frente tenía a Floyd Mayweather jr, el Pretty boy. Estaba el morbo de saber que el entrenador de De La Hoya durante los últimos 6 años había sido Mayweather padre. La historia de insultos que Mayweather hijo había lanzado en la campaña de promoción en la pelea. La displisencia de un campeón que se sabe en el tope de sus condiciones.

De La Hoya salió a buscar su pelea: golpear, golpear y golpear no tanto para noquear, sino para minar la velocidad de Mayweather, su capacidad de escabullirse del castigo y lograr conectar un golpe. Mayweather pareció siempre a la defensiva y fue superado durante los primers seis rounds claramente. Pero, para la segunda mitad, demostró que su juventud, fortaleza y destreza están fuera de duda. Se ha coronado como el mejor libra por libra del boxeo.

12 rounds después tuvimos un resultado. Victoria por decisión dividida para el Pretty boy. ¿Conclusiones? Nosotros, si fuéramos el propio Mayweather o trabajáramos con él, habríamos salido preocupados: Floyd demostró que no maneja la defensa básica del boxeo y se expuso inexcusablemente a los golpes de De La Hoya. Lo que lo salvó durante la primera mitad de la pelea fue su velocidad: a veces era un paso completo, a veces medio paso, a veces un sutil giro de cintura, pero Mayweather siempre logró que los golpes de De La Hoya lo impactaran solamente a un 50% de la fuerza con la que fueron lanzados. Floyd ya tiene 30 años y lo van a noquear terriblemente si insiste en no defenderse. La velocidad de esquivar los golpes puede ser nula frente a un rival contundente.

De La Hoya por su parte se fue con la amargura de darle la razón a sus críticos: parece que frente a grandes rivales pierde eficacia: pasó con Tito Trinidad y con Sugar Shane Mosley, incluso con Felix Sturm.

¿Habrá revancha? Todo dependerá de la cantidad de ceros que haya en los cheques.

Igual, las bolsas a repartir terminan siendo circunstancias: el espectáculo del boxeo está allí y uno no anda pensando en eso cuando apoya a su "gallo".

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