Un recuerdo futbolístico: muere Chipi Salazar
"A "CHIPI" SALAZAR lo conocimos desde su adolescencia. Nacido, criado y crecido en el barrio
Bolivariano de Cumaná, el jugador fallecido el domingo pasado en su tierra ha sido uno de los mediocampistas, y en general, uno de los futbolistas más finos que haya dado el país en cualquier tiempo. Manejador de pelota, rápido para la maniobra y para el pensamiento de la siguiente jugada, César Salazar no pudo ser apreciado en toda su extensión de jugador, pues muy temprano ya había perdido las condiciones y el interés por el fútbol... DESPUÉS DE DESPUNTAR en las selecciones nacionales sub 17 y sub 20, y en el torneo Preolímpico de Mar del Plata 96, "Chipi" estuvo con el Caracas, pero los azares de su vida privada, que le llevaron a enfrentamientos con la dirección técnica, impidieron que fuese más conocido por la afición nacional y, eventualmente, ir al exterior. "Yo lo traje junto con Rafael Castellín", recordó Manuel Plasencia, su entrenador de entonces. "Pero aquí en Caracas se desordenó.
Yo lo aconsejé mucho, y el técnico que me sustituyó lo sacó del equipo. Era un jugador exquisito". Tal vez, Salazar nunca se acostumbró a la vida de la capital, a su agitación permanente y a sus tentaciones, y cayó en ellas. Nos queda el recuerdo de su genio y de su fútbol diferente, y de su condición humana de cumanés inolvidable." (el nacional)
Bolivariano de Cumaná, el jugador fallecido el domingo pasado en su tierra ha sido uno de los mediocampistas, y en general, uno de los futbolistas más finos que haya dado el país en cualquier tiempo. Manejador de pelota, rápido para la maniobra y para el pensamiento de la siguiente jugada, César Salazar no pudo ser apreciado en toda su extensión de jugador, pues muy temprano ya había perdido las condiciones y el interés por el fútbol... DESPUÉS DE DESPUNTAR en las selecciones nacionales sub 17 y sub 20, y en el torneo Preolímpico de Mar del Plata 96, "Chipi" estuvo con el Caracas, pero los azares de su vida privada, que le llevaron a enfrentamientos con la dirección técnica, impidieron que fuese más conocido por la afición nacional y, eventualmente, ir al exterior. "Yo lo traje junto con Rafael Castellín", recordó Manuel Plasencia, su entrenador de entonces. "Pero aquí en Caracas se desordenó.
Yo lo aconsejé mucho, y el técnico que me sustituyó lo sacó del equipo. Era un jugador exquisito". Tal vez, Salazar nunca se acostumbró a la vida de la capital, a su agitación permanente y a sus tentaciones, y cayó en ellas. Nos queda el recuerdo de su genio y de su fútbol diferente, y de su condición humana de cumanés inolvidable." (el nacional)
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