Una reflexión de la pintora británica Bridget Riley sobre la labor del artista
La interpretación de Beckett sugiere que Proust estaba convencido de que dicho texto no podía ser creado o inventado sino únicamente descubierto dentro del artista mismo, lo cual era prácticamente ley en el caso de Proust. Este texto es la posesión más preciada del artista y, según explica Proust, la fuente de su más profunda felicidad.
Sin embargo, como puede observarse en varios grandes artistas, aunque el texto pueda ser sólido y duradero y capaz de sustentar toda una vida de trabajo, no puede ser tomado como cosa asegurada y no hay garantía de su posesión perpetua. Podría extraviarse, podría perderse, y recuperarlo es ardua tarea. Podría yacer dormido para ser descubierto tarde en la vida después de una larga lucho, tal como Proust o Mondrian.
Por qué algunas personas tienen este texto y otras no y su significado no es algo que sea materia para ser argumentada. Tampoco está en manos del artista decidir su importancia o el valor que tiene para otras personas. Definir esto está quizás más allá de las capacidades de su propio tiempo"
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