viernes, diciembre 01, 2006

Una nota de la cotidianidad preelectoral caraqueña: Los bancos

Desde comienzos de semana lo venía pensando: el jueves es día de pago, toca viernes de cola bancaria...

En cualquier circunstancia hacer cola en un banco es de las pérdidas de tiempo más lamentables de la vida -incluso las conversaciones son estereotipos que los dialogantes lanzan sin interés alguno, "qué calor", "hasta cuando estas colas", "me voy a cambiar de banco"- pero hoy primero de diciembre había un agravante: el domingo son las elecciones y esta ciudad es el reino del rumor...

A no sé quien lo vieron reservando para viajar al exterior el 3 o 4D, fulanito le dijo a zutanito que había que comprar agua, pepito -que nunca se equivoca- dijo que había que prepararse para tres días... todos totalmente creíbles, con fuentes muy bien informadas y no importa cuan contradictorias sean sus versiones...

La cosa es que, sabiendo todo esto, me fui al Banesco del Concresa. Llegué a las 8:03 am y ya tenía doce personas por delante. Me miraban con superioridad y casi se burlaban de mi supuesta llegada madrugadora. Al minuto tuvo mi recompensa: llegaron tres señores portugueses y entonces fue mi turno de lanzar esa mirada.

A las 8:20 am ya éramos unos 40 en la cola. Miré hacia el final del pasillo: igual situación en los bancos Mercantil, Venezuela y Provincial.

Los empleados bancarios nos pasaban por el lado y tensaban los músculos pensando: ¡el día que nos avecina!

Entonces vino el momento cruel: el vigilante decidió abrir la puerta a las 8:23. La cola se dispersó dentro del banco entre las personas que iban a las taquillas y a quienes les tocaba gestiones con los asesores de negocios. Yo tomé mi número y me paré a ver a través d ela puerta de vidrio.

Las personas que iban llegando, al no ver la gente afuera, entraban en una euforia, dibujaban sonrisas de mayor o menor expresividad, suspiraban y hasta relajaban el paso, y se aprestaban a entrar; sólo para darse cuenta que ya tenían alrededor de 60 personas por delante y volver a una realidad chata y amarga.

Antes de que me llamaran pude contemplar con cierto sadismo unas cuatro escenas similares. Luego me llamaron y seguí.

El Banco del caribe y el federal sí estaban vacíos. En total invertí alrededor de una hora entre el traslado y las diligencias.

Estas próximas 72 horas serán interesantes, de ritmos distintos a los fines de semana habituales.

Seguiremos reportando

Salud!.

Etiquetas: ,