miércoles, diciembre 13, 2006

Una aproximación personal al ingreso de Venezuela en el Mercosur: entre lácteos y alfajores

Venezuela ha entrado al Mercosur con gran celebración por parte del presidente reelecto, parece como si, más que un esfuerzo de integración, Mercosur tuviera el código que acabará con todas neustras desgracias...

Por lo reciente de nuestra incorporacíón es imposible juzgar los resultados de manera integral, sin embargo, me animo a comentar sobre dos acercamientos personales que he tenido...

Primero: la tienda de alfajores Havanna: abrió en el San Ignacio, todavía no he ido, peor ya me han regalado un par... conocí sus productos gracias a la generosidad de mi amiga Jennifer Ghelman, quien me trajo un par cuando viajó a Argentina hace algunos años... realmente, aunque como siempre pasa con este tipo de esfuerzos de lujo de comidas típicas, pueden sentirse un tanto pretenciosos a la primera probada... pero realmente son una exquisitez, con rellenos de castaña en lugar de dulce de leche, que nos regresa a la Venezuela Saudita...

Luego: Sancor... Titula el universal que el gobierno venezolano inyectará 135 millones de dólares a esta cooperativa láctea argentina... Realmente, le envidio los amigos al excelentísimo señor Kirchner de Argentina, ya que no sólo consiguió que le pagaran la deuda externa sino que ha logrado que favorezcan el empleo y la producción endógena de su país con petrodólares a control remoto, vínculo fidelista mediante... ¡Quién viviera en Argentina!

La cosa es que ayer, en plena compra pequeñobruguesa en el excelsior gama de manzanares, estoy tomando del autoservicio un trozo de queso gouda gallo negro (por cierto, uruguayo, viva el Mercosur), cuando desde el mostrador de charcutería, rojo rojito como debe ser, me atrae una barra de queso tipo dambo que nunca había visto... ¿será holandés? ¿nueva presentación de paisa? ¿colombiano? ¡NO! Es queso Dambo Sancor.

De más está decir que saqué mi gallo negro y me traje medio kilo de Sancor, supongo que como Pdvsa, que ahora es de todos, con esa millonada que mis impuestos pagan, Sancor también en una pequeña fracción es mía y quiero hacer control de calidad...

Pues, en resumen, que la entrada se hizo larga: ¡Que viva el Mercosur! (y sobrevivan los productos venezolanos afectados)

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