jueves, noviembre 09, 2006

Una reflexión de Milagros Socorro sobre la repercusión cultural del Premio Herrald a Alberto Barrera

"El empobrecimiento de Venezuela y el envilecimiento de nuestra vida cotidiana no están únicamente en los indicios de depauperación que saltan a la vista en las calles ni en las cotas de crueldad que hemos alcanzado en los homicidios, secuestros y violaciones que se registran a cada hora. También podemos rastrearlos en el lenguaje del Gobierno. La pobreza material está en el día a día de los venezolanos; y la pobreza del lenguaje es la marca del Estado.

POR FORTUNA, LA DISTINCIóN QUE HA RECAíDO SOBRE "LA ENFERMEDAD", la novela de Alberto Barrera Tyszca; la circunstancia de que ya el año pasado el venezolano Oscar Marcano haya quedado entre los finalistas de esta competencia; la recepción de Eugenio Montejo del Premio Octavo Paz de Poesía y Ensayo en 2005, uno de los reconocimientos más acreditados de la hispanidad; son indicios de que en la sociedad todavía hay riqueza y que el crecimiento del Estado autoritario en vez de diseminar su envilecimiento parece haber obrado en ruta contraria.

Nos quedamos con el júbilo y la certeza de que en la literatura venezolana no ha hecho mella lo que el científico Claudio Mendoza acuñó, en artículo publicado en este diario, como el desprecio revolucionario por los expertos.

"Aquí se construyen", dijo Mendoza, "puentes sin ingenieros, se hacen diagnósticos sin médicos, se refina petróleo sin petroleros, se enseña sin ser maestro, se gobierna sin ser estadista".

Pero no se escribe sin ser escritor ni mucho menos a carajazos. Esa es una reserva que la sociedad siempre tendrá a mano y, sin necesidad de estridencias, será siempre el antídoto para las fuerzas que pretenden ponernos a todos su misma herradura." (el nacional)

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