domingo, noviembre 19, 2006

Un comentario sobre la Feria Internacional del Libro Caracas 2006

Realmente es un placer, más allá de los vaivenes que los desencuentros políticos han generado en el mundo cultural, asistir a una feria del libro.

¡Cómo no decirlo! Es sin duda diferente. Pero nada que permanece inmutable sobrevive a ese estancamiento, así que saludo el cambio. Nadie queda herido de muerte por ver los stands de literatura ideológica cubana, por ver un intento de tratado de marketing político con base en la campaña por el "no" en el referendo revocatorio, por revisar de nuevo los mismos títulos de la norteamericana Pathfinder que cuentan el anverso de la cultura de masas gringa o ver a Ernesto Villegas bautizando por enésima vez su libro "El terrorista de los Bush".

Así que me entrego al lado lúdico de la experiencia y como cuando leo o escribo un libro, al asistir a una feria asisto simultáneamente a todas las que he conocido. En la Zona Rental de Plaza Venezuela, en Los Caobos, en un estacionamiento al lado del Centro San Ignacio y en el propio Parque del Este, sede de la actual. Ha cambiado la curiosidad voraz de comprar libros como un fin en sí mismo -ahora voy con objetivos específicos- y voy en el doble rol de lector y escritor.

En relación con su versión 2005, esta feria está mucho mejor distribuida. Hace un año, ciertos stands quedaban escondidos detrás de la ruta principal y hacía muy difícil su revisión. Esta vez, todo lo que hay que ver se encuentra en esa ruta principal.

En el primer stand que une al CELARG, Biblioteca Ayacucho y Monte Ávila, se encuentran buenos precios y, adicionalmente, un 15% de descuento. De allí me traje El museo de la novela de la Eterna de Macedonio Fernández, Poemas para un lunes bancario -con el cual mi amigo Manuel Llorens ganó el Premio Fernando Paz Castillo este año- y El reino de este mundo de Alejo Carpentier en la edición del CELARG.

Otro stand interesante es el de Planeta, muchos libros a 5 mil y 10 mil bolívares. Como curiosidad se encuentra la edición del Quijote ilustrada por Dalí por 50 mil bolívares.

En Alfaguara está la promoción de su colección de bolsillo Punto de lectura: por 40 mil bolívares se puede uno llevar 3 libros a escoger. Yo me traje uno solo, un policial de Amanda Cross, escritora recomendada por Ricardo Piglia.

Más adelante se encuentra el stand de Comala donde están mis libros. Vi mi novela corta, Últimos juegos, por 18 mil bolívares y mi primer libro de relatos, Juegos de amor/Juegos de memoria, por 16 mil. Siempre hay un placer infantil en ver los libros propios y revisarlos como si uno fuera a comprarlos y no conociera al autor y estableciera ese diálogo previo a la decisión de apostar por un escritor del cual apenas se tiene una referencia lejana, imprecisa.

En resumen: hay que atreverse -sin alusión política, acercarse y disfrutar, que pocos goces hay en la vida como el de estar rodeado de libros y gente que espía entre ellos.

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