miércoles, octubre 18, 2006

Un análisis de los resultados de las votaciones en la ONU en este día de tregua

"Mensaje urgente para Hugo Chávez: recuerde cuáles son las reglas básicas que debería seguir a la hora de tratar con otros gobernantes. Son varias, pero fáciles de comprender, si deja a un lado sus preconceptos ideológicos. Le convendría comenzar a aplicarlas, gane o no finalmente esta elección contra Guatemala por una silla en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Regla número uno: en relaciones internacionales, no hay amigos; sólo, intereses que convergen. Todos lo apoyarán mientras les convenga a sus propios objetivos y dejarán de hacerlo en cuanto les resulte mejor bregar por otro interés que consideren más relevante para sus fines nacionales. Regla número dos: el dinero puede atraer a determinados funcionarios y a determinados países, pero hasta cierto punto y con ciertos límites. Entre otros, los fijados por los intereses citados en la regla anterior y, más aún, si se combinan con la siguiente regla.

Regla número tres: todo apoyo es relativo, no importa cuánto dinero o cuántos abrazos se intercambien, ¡si media una elección en la que los votos serán secretos! Toda elección puede de por sí deparar sorpresas y muchísimo más, obviamente, si las voluntades se ocultan en sobres anónimos.

Y, por último, pero no por eso menos relevante, regla número cuatro: ¡en política, sea local o internacional, no hay rivales chicos! Venezuela comprobó la validez de las cuatro reglas de la cuestionada realpolitik durante la sucesión de votaciones de ayer.

La debacle, sin embargo, comenzó meses atrás, a medida que Chávez cometió errores que le costaron más de lo que él esperaba y de lo que algunos miembros de su corte de seguidores estaban dispuestos a informarle por temor a represalias. A saber: Creyó que con repartir dinero alcanzaría para superar el lobby de Estados Unidos a favor de Guatemala y ocultar los errores propios. Algunos medios calculan el reparto a cambio de votos en más de 1,1 millardos de dólares, pero quedó claro que no alcanzó.

Equivocó el camino para sumar nuevos votos. En vez de mostrarse medido y cauto, ahuyentó a los gobiernos moderados que evaluaban qué hacer con su voto. El mayor paso en falso ocurrió cuando calificó de diablo al presidente estadounidense George W. Bush en la Asamblea General. Tal como se supuso, los cálculos que siguieron a su artillería verbal marcaron un traspié.

"La bravuconada le costó 37 votos, 15 de ellos en África, algunos en Europa Oriental y otros en Asia, según los cálculos del Departamento de Estado", detalló un interlocutor asiduo del subsecretario de Estado para América Latina, Tom Shannon.

? Desaprovechó el malestar internacional hacia Bush. La imagen de Estados Unidos en el mundo atraviesa uno de los períodos más bajos de su historia contemporánea. Pero no basta con eso para derrotar a Washington.

Chile es quizás el ejemplo mayor de una oposición seria a la superpotencia. Ocurrió entre 2002 y 2003, cuando Estados Unidos presionaba a los miembros no permanentes del Consejo para que votaran a favor de una resolución que habilitara el uso de la fuerza contra Saddam Hussein. Y fue con el voto negativo de Chile, que a su vez llevaba más de 10 años negociando un acuerdo de libre comercio con Washington, que fracasó esa resolución.

Esa oposición seria, de hecho, le valió al entonces presidente chileno, Ricardo Lagos, su afianzamiento nacional e internacional al rango de estadista.

Comentario final para Chávez: resulta incierto aún qué país accederá finalmente al Consejo de Seguridad. Pero triunfe o no, debería revisar su manual diplomático y verificar si el equipo que lo rodea y adula es lo mejor para su gobierno y su país. Estados Unidos lo acusó durante meses de ser demasiado showman y poco previsible para el Consejo y usted les dio la razón con aquello de "diablo" y "azufre".

Posdata para Bush: ahora no caiga en la tentación de cometer el mismo error que Chávez y confundir los votos obtenidos con un apoyo internacional. Recuerde la regla número uno: sólo expresan la convergencia de múltiples y muy diversos intereses nacionales." (el nacional)