jueves, septiembre 28, 2006

Un nuevo misterio literario revelado: Cartas desmutras que Hemingway asesinó 122 alemanes durante la 2da Guerra Mundial

Ahora Günther Grass puede respirar con cierto alivio...

"Hurgando en las cartas del célebre Ernest Hemingway, el periodista alemán Rainer Schmitz sacó a la luz un controvertido fragmento de la vida del escritor estadounidense donde admite que mató a 122 prisioneros alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

El diario Corriere della Sera cuenta que Schmitz acaba de publicar un libro donde recopila distintos episodios y anécdotas de escritores famosos, avalados con documentos recogidos a lo largo de varios años. Y hace hincapié en particular en el caso de Hemingway.

Cuenta que en junio de 1944 el autor de "Adiós a las armas" se unió al regimiento 22 de la IV División de Infantería estadounidense como oficial. Y agrega que trabajaba para la OSS, el servicio de inteligencia que luego se transformaría en la CIA.

En esa situación tuvo oportunidad de interrogar a prisioneros alemanes. En una carta que según Schmit envió años más tarde a Charles Scribner, su editor, Hemingway relata un episodio particular de su labor en el lugar.

"Una vez maté a un kraut de los SS particularmente descarado. Cuando le advertí que lo mataría si no abandonaba sus propósitos de fuga, el tipo me respondió: Tú no me matarás. Porque tienes miedo de hacerlo y porque perteneces a una raza de bastardos degenerados. Y además, sería una violación de la Convención de Ginebra . Te equivocas, hermano, le dije. Y disparé tres veces, apuntando a su estómago. Cuando cayó, le disparé a la cabeza. El cerebro le salió por la boca o por la nariz, creo", contó.

Pero no termina ahí el tema, de acuerdo a Schmit. En junio de 1950 Hemingway escribe otra carta haciendo referencia a los episodios vividos en la guerra. En este caso la envió a un profesor de literatura de la Universidad de Cornell, llamado Arthur Mizener: "He hecho el cálculo con mucho cuidado y puedo decir con precisión que he matado a 122" prisioneros.

Hemingway nunca negó que le atraían las armas, aunque siempre en relación a la caza, pero esta sería la primera vez que se revela un aspecto tan particular del escritor de "Por quién doblan las campanas"." (el clarín)