jueves, septiembre 28, 2006

Un comentario de Fausto Masó sobre el balance de la campaña electoral

"El Gobierno acusa a Rosales de provocador al visitar los barrios del país. La noticia política es que Chávez se abraza con los iraníes, lo que no genera demasiado entusiasmo en el país. En cambio, recorrer un barrio envía un mensaje sencillo: Chávez no posee el monopolio de lo popular, su principal capital político corre peligro. Rosales abandonó el ghetto de la oposición, no organiza marchas entre la plaza Altamira y Chuao, no se refugia en los estudios de televisión. ¿Lo atacan? Sí, y lo seguirán agrediendo. No les queda otro remedio, porque la intimidación forma parte del bagaje político del chavismo para mantener en los barrios un clima de miedo. En realidad no atacan a Rosales, sino les envían un mensaje a los vecinos de los barrios, les dicen que sean prudentes, que no manifiesten su antichavismo, que no se atrevan a proclamar sus posiciones políticas, que no abran una casa de Rosales en el corazón del barrio.

Algo peor le ocurre a Chávez con esas visitas a los barrios. Internacionalmente, Rosales envía un mensaje claro: no todos los pobres de Venezuela apoyan a Chávez, las famosas misiones no los obligan a respaldar una política que lleva necesariamente a la violencia, el sobresalto, el peligro. El venezolano humilde rechaza participar en conflictos internacionales, en los cuales amenaza con correr la sangre, no le obsesiona el imperialismo estadounidense." (el nacional)