martes, agosto 15, 2006

Un "quilombo" emocional: la mudanza de mis padres

Los viejos, como diría una amiga, se mudaron.

Sí, simplemente, dejaron un apartamento y van a una casa.

Ya tenía días diciéndome que esto me estaba perturbando.

En primer lugar, cada vez que comento de esto a mis amigos me siento en la necesidad -si bien nunca trasciende el simple pensamiento- de explicar que no es que se están divorciando, se mudan juntos, igual que siempre. De hecho, mejoran, una casa, más espacio.

Además, comienza la nostalgia por el apartamento viejo. Cada caja, cada bolsa que salió, fue una hebra más del hilo que se rompió definitivamente hoy cuando las llaves se entregaron. Se entregaron por última vez. Estoy exagerando, lo sé, pero es una pequeña muerte, mucho menos deseable que la orgásmica.

En el proceso propiamente dicho participé poco. A veces observé. Otras sentí algo de dignidad express cargando una que otra caja, moviendo uno que otro mueble. Me sentí involucrado. Todo es diferente, pero participé de manera tangencial.

Es una mudanza, sólo una mudanza y, sin embargo, ha sido terrible este espectáculo y es terrible que me sienta terrible.

Recuerdo el relato de Raymond Carver "Cajas".

Trataré de ir olvidándolo todo.

Sé que se suma una razón más de las que me hace dudar antes de dormir cada noche.

Algún tendré que sentarme y escribir, como si me desangrara, una a una, todas las ansiedades que llegan antes del sueño.