Una reflexión sobre las complicaciones en la narrativa
Esto me ocurrió a mí
Me casé con una viuda que tenía una hija ya crecida. En consecuencia, esta hija pasó a ser mi hijastra. Ahora bien, mi padre se casó con mi hijastra, con lo cual se convirtió en mi yerno. A su vez, mi hijastra se convirtió en mi madrastra, puesto que era la esposa de mi padre. Pues bien, mi señora tuvo un hijo que en consecuencia pasó a ser el cuñado de mi padre y además tío mío, ya que era hermano de mi madrastra.
Tomado de Brecha, Montevideo, 6 de octubre de 1989. Publicado en "El club Dimas”
El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Augusto Monterroso. Publicado en Ciudad Seva
Tenemos dos casos bastante diferentes. En el primero, lo intrincado de las relaciones de los personajes parece no tener fin, el efecto es cómico y puede llegar a rayar en lo absurdo. En el segundo caso, Monterroso nos presenta lo que se considera el cuento más corto del mundo. En un línea se recrea una historia, sus implicaciones pueden ser complejas, pero su planteamiento es conmovedora y brutalmente simple.
Estos ejemplos son simplemente una entrada a un tema particularmente interesante que serían las complicaciones que se agrega al germen de una historia para lograr el resultado definitivo.
Digamos que se nos ocurre la historia de un joven un tanto débil físicamente que, de alguna manera aprende artes marciales y su dedicación llega a tal punto que logra incluso derrotar a rivales más fuertes que él. Ese es un germen de una historia. Todavía no sabemos hacia dónde puede tomar, pero sin duda, si lo trabajamos, lograremos extraer un relato de allí.
Ahora pensemos que este joven no sólo es débil sino que vive sólo con su madre, es decir, no tiene una figura paterna. Aquí tenemos una complicación. En este caso la complicación nos es muy útil porque nos delimita la idea genérica que teníamos, no se trata de un joven "normal y corriente" sino que, además, no cuenta con su padre.
Luego seguimos repasando posibilidades y llegamos a la conclusión que sería interesante que el joven pierda incluso el sustento emocional de la madre, quien, agobiada por su situación de madre soltera, debe dejarle a su hijo en manos de un tutor. Otra complicación interesante.
Imaginamos entonces que el tutor es el personaje más indicado para enseñarle artes marciales y que, paulatinamente, es la persona encargada de asumir el rol de padre. Además, este no será cualquier padre, sino un hombre que logrará no sólo agregarle conocimiento a nuestro joven, sino también hacerle descubrir su potencial interno.
Finalmente, digamos que lo importante no es la victoria física sobre el oponente sino el autodescubrimiento. Hemos pasado de tener una historia cualquiera a tener el arcgumento completo de "The karate kid”.
Entre las muchas analogías que se pueden hacer entre escritura y cocina, la de "espesar" el argumento es una de las más precísas. Como cuando se prepara una salsa, se puede llegar al punto de que la misma no tiene cuerpo, se encuentra en un estado demasiado líquido. Es entonces cuando echamos manos de las complicaciones para "espesarlo".
Este no es un ejercicio gratuito ni arbitrario. La vida de la ficción es el detalle, la particularidad, incluso en lo "común y corriente" hay un rasgo de observación que presenta el autor que le da relevancia a la obra. Sin embargo, tal como sucede en la cocina, puede llegar a suceder que el proceso de "espesamiento" fracase.
Las causas son variadas, sin embargo, resaltan a primera vista las siguientes: se "espesa" con información no pertinente al germen original, se exagera al "espesar" o se "espesa" insuficientemente. Revisemos cada uno de los casos.
- Espesar con información no pertinente al germen original: si en la historia que mencionamos anteriormente, el joven se convirtiera al mimso tiempo en espía y se contextualizara el conflicto en plena Guerra Fría, potencialmente podría salir un relato interesante, pero nos estaríamos alejando demasiado del conflicto principal. En su texto "El método de composición", Edgar Allan Poe afirma que el efecto lo es todo, pero con este tipo de complicaciones, estaremos dispersando la atención del lector de tal manera que un efecto general será inalcanzable.
- Cuando se exagera aparecen las complicaciones innecesarias. Si nuestro joven karateca además hubiese tenido un tumor hepático o hubiera tenido cualquier otro tipo de discapacidad seguramente, de principio, nos aseguraríamos más referencias para la identificación del público pero, a la larga, el melodrama sería insoportable. La idea es prepararle al personaje un juego de complicaciones verosímiles, una especie de laberinto humano en el cual se pierda o del cual logre salir pero con posibilidades justas para sus esfuerzos. Un ejemplo de un juego de complicaciones que raya en lo exagerado pero termina por ser fundamental en la obra lo encontramos en la novela de Jorge Volpi, "En busca de Klingsor", en la cual todos los obstáculos que se le presentan al investigador sirven para demostrar uno de los postulados de la historia: mientras más información se tiene la verdad podría presentarse más lejana.
- Cuando se limitan las complicaciones, es muy probable que se caiga en un facilismo desmedido. Si un personaje e spobre y necesita un dinero es muy sencillo ponerlo a ganar la lotería pero, cuál es el conflicto emocional que esto genera? De principio podría ser que ninguno, sin embargo, un buen ejemplo de lo contrario es la novela "La perla" de John Steinbeck donde el autor explora la tragedia que la riqueza repentina trae un hombre humilde al despertar en él la avaricia.
Estas notas son simplemente referencias para asimilar y permitir que se manifiesten espontáneamente en el proceso de creación de la historia. Ha sido un recorrido breve y limitado, pero considero que tiene la virtud de despertar la curiosidad en el lector.
Lamentablemente, a diferencia de la estadística cuando para, por ejemplo, al momento de elaborar estimadores existen maneras de saber cuándo vale la pena la complicación adicional, como narradores debemos confiar en nuestro criterio, el cual sólo se consolidará con nuestras lecturas y nuestra práctica del arte de contar historias.
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