viernes, junio 09, 2006

Una anécdota reflexiva académico/literaria

















Hace unos cuatro años. Era cuestión de todos los viernes por un semestre de 6 a 9 pm.

Un grupo de estudiantes de la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, nos reuníamos en la biblioteca de la escuela para compartir un seminario sobre "Cronistas latinoamericanos de vanguardia" con el profesor -gran ensayista y gran tipo- Jorge Romero León.

Un día, palabras más, palabras menos, en medio de una exposición, Jorge nos dice: debe ser bien grande el vacío que tenemos que llenar en nuestras vidas para estar acá un viernes y en la noche...

Todos nos quedamos en silencio, la atmósfera se ensombreció...

En un instante la vida que parecía correr por las venas de las crónicas que leímos fue extraída, el gozo desapareció...

Fue volver a los grandes temores del hombre, a la mortalidad y a la soledad...

Estoy seguro de que ninguno de mis compañeros volvió a leer de la misma manera después de ese día...

Aún así, hemos seguido viviendo y llenando vacíos...