jueves, junio 08, 2006

Un día imaginario en la ciudad de Caracas: 1:49 pm, Eva Longoria, diva ficticia: un pequeño ejercicio para combatir la hora del burro

Probablemente la idea de Eva Longoria jugando al béisbol, sólo sería posible en alguna ”caimanera”hollywoodense o en una segunda parte o remake de la película de 1.992 "A league of their own”.

Sin embargo, hasta los fanáticos más incrédulos tuvieron que frotarse los ojos después de conocer la primera selección del draft de los Devils Rays de Tampa Bay, ya que todos los sitios de deportes coincidían en que se trata de Evan Longoria, infielder de Long Beach State.

Un error de una “n” se le pasa a cualquiera. ¿Sería posible? ¿Gabrielle al bate?

Pues, nada, Eva al set y Evan al home. Fue simplemente de una de esas extrañas confusiones de la vida, dos Longoria, sin relación alguna entre ellos y cuyos nombres apenas se diferían en una letra. Sin embargo, dado que situaciones similares parecen engendrar historias interesantes, me he propuesto un pequeño ejercicio intelectual: preguntarme qué hubieran hecho con esta confusión algunos fabuladores (la idea es que la lista sea amplia e incluyente, participativa y protagónica. Por cierto, la lista está lejos de ser completa, aceptamos sugerencias):

  • Paul Auster haría que uno de los dos, digamos Evan escribía “El libro de las desilusiones deportivas” cuando supo de la existencia de unas fascinante estrella que llevaba casi su nombre y se embarca en una travesía por descubrirla.
  • Oliver Stone, ahora que no dirigirá una película sobre los sucesos del 11 de abril de 2002 en Venezuela, habría ideado una conspiración con trasfondo político en la que los medios de comunicación quieren continuar nuestro proceso de alineación a través de estas superposiciones de nombres.
  • Michael Moore estaría preparando un documental acerca de por qué es culpa de George Bush y las trasnacionales el hecho de que un pobre beisbolista tenga que aclarar a cada minuto que no tiene relación alguna con su cuasitocaya.
  • Jaime Bayly nos contaría cómo Evan descubre su homosexualidad y se dedica a su nueva vida fuera del closet de alcohol, noche y cocaína.
  • Hugo Chávez Frías propondría que o Eva se cambie el nombre a La negra Matea o que Evan haga lo propio con El negro primero.

  • Bret Easton Ellis convertiría a Evan en un asesino en serie con ganas de vengarse de la sociedad acomodada e hipócrita que lo engendró. Tal vez esta vez pondría acento en los inmigrantes.
  • Ricardo Arjona podría hacer una segunda parte de su canción del taxi donde se desarrolle la coincidencia.
  • Raymond Carver seguramente se habría concentrado en uno de los Longoria y lo habría hecho proponerse una transformación en el otro (y el factor de la diferencia de sexo lo haría interesante).