sábado, marzo 31, 2007

Un ejemplo de las falacias del comunismo: el triunfo de Albert Subirats en el Mundial de natación

El deporte, en líneas generales y más allá del béisbol, es una gran materia pendiente para Venezuela. Aparentemente se invierte suficiente dinero, se hace seguimiento a los atletas, se llevan a los distintos eventos y, en general, aparte de los triunfos en Sudamericanos y Bolivarianos, es magra la cosecha de medallas.

Albert Subirats, simplemente, ha hecho historia. Ha hecho historia por obtener el primer bronce en un Mundial de natación con su desempeño en los 100 metros mariposa y ha hecho historia por quedar sólo detrás de dos colosos: Michael Phelps -quien parece una máquina- e Ian Crocker.

No sabemos qué piensa Subirats de la coyuntura política del país, tal vez el gobierno bolivariano lo haya ayudado de manera significativa y sienta gran aprecio por las autoridades actuales al frente de los organismos deportivos. Nos es indiferente.

Sin embargo, al ver a Subirats llegar a este punto el año antes de los próximos Juegos Olímpicos de Beijing, nos preguntamos: ¿qué pasaría de este nadador si se completa el quiebre hacia el comunismo en Venezuela?

Primero deseamos aclarar que el mero hecho de su vitoria desnuda al comunismo. Albert Subirats no puede recibir la misma fracción del presupuesto para su preparación que el resto de los miembros del equipo de natación venezolano. La naturaleza, el talento y el trabajo lo ha demostrado, Subirats es diferente, tratar de nivelarlo hacia abajo sería un crimen, una irracionalidad sólo imaginable en las farsas comunistas.

Por otra parte, en un futuro de recrudecimiento comunista, Subirats sería, claro está, como los atletas de élite cubanos, uno de los pocos privilegiados que podría viajar, tendría acceso a una alimentación apropiada y muchas de sus necesidades cubiertas. Eso sí, nadaría bajo la supervisión no sólo de sus entrenadores sino de agentes del G-3 que, arma a punto del disparo, vigilarían cada uno de sus pasos.

Pero, después de darse cuenta que el privilegio de cualquiera que no sea de la clase dirigente en los regímenes comunistas no son más que las burusas de las que hablaba Manuel Rosales, vendrá alguien del imperio norteamericano o cualquier otro gentilicio, tentará a Subirats y éste escapará en algún momento, y ya lo veremos compitiendo bajo otra bandera.

No queremos en modo alguno empañar el triunfo de Albert Subirats y su celebración, pero es que cada evento parece tener una arista que puede ilustrar los riesgos del sistema comunista y sus inconsistencias. Además, no nos rendimos a la trampa nacionalista, propia de los gobiernos militaristas, de "unámonos todos, aquí no hay gobierno ni oposición porque este es un triunfo de toda Venezuela".

A otro perro con ese hueso. Cualquier logro que se utilice con fines políticos y que quiera disfrazar que el presidente de Venezuela quiere reelegirse indefinidamente y actualmente tiene la capacidad de legislar según su "real saber y entender" en un abanico tan amplio de materias que va a reformar más de 100 artículos de la constitución no merece esa supuesta "unidad".

¡Salud por Albert Subirats y la Venezuela de verdad sin locuras comunistas!

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