Un asunto de familia: La importancia de llevar el apellido del entrenador
Cada vez es menos extraño que un seleccionador nacional enfrente el reto de tener que considerar a su hijo para defender los colores de su país, pese a la polémica que esto desata. El término nepotismo rápidamente viene a mente e impide juzgar con claridad los méritos del jugador como profesional, sin la etiqueta del "hijo del técnico".
Incluso en Venezuela hemos estado acostumbrados en los últimos años a esta situación, con Carlos Maldonado dirigiendo a su hijo Giancarlo o con el técnico de la selección de mayores, Richard Páez y su hijo, Ricardo David, siempre el chivo expiatorio preferido cuando las cosas no salen bien.
En el mundial Alemania 2006 hay por lo menos dos casos, los cuales difieren enormemente. En Croacia, Niko, el hijo del técnico Zlatko Kranjkar es un jugador consolidad y respetado. Un verdadero aliado de su padre al momento de confeccionar un medio campo que es fuerte en la recuperación y se atrave, cada vez que hay espacios, a la ofensiva.
En la otra esquina tenemos al "hijo malquerido". El cuerpo técnico de Serbia y Montenegro, ante la lesión de uno de sus atacantes y con la urgencia de completar la plantilla de 23 jugadores, decidó convocar a Dusan Petkovic, hijo del técnico Illija Petkovic. La polémica fue tal que Dusan decidió no perjudicar el espíritu de equipo y no embarcarse a Alemania, dejando con esto a su selección con un jugador menos ya que las sustituciones en esta instancia sólo están permitidas en caso de lesión.
Como si las complicaciones en un Mundial de fútbol fueran pocas, aparte de los rivales, el clima o las lesiones, ahora técnicos y jugadores deben también lidiar con esta situación.
Y es que no siempre es una ventaja que todo quede "en familia".
Incluso en Venezuela hemos estado acostumbrados en los últimos años a esta situación, con Carlos Maldonado dirigiendo a su hijo Giancarlo o con el técnico de la selección de mayores, Richard Páez y su hijo, Ricardo David, siempre el chivo expiatorio preferido cuando las cosas no salen bien.
En el mundial Alemania 2006 hay por lo menos dos casos, los cuales difieren enormemente. En Croacia, Niko, el hijo del técnico Zlatko Kranjkar es un jugador consolidad y respetado. Un verdadero aliado de su padre al momento de confeccionar un medio campo que es fuerte en la recuperación y se atrave, cada vez que hay espacios, a la ofensiva.
En la otra esquina tenemos al "hijo malquerido". El cuerpo técnico de Serbia y Montenegro, ante la lesión de uno de sus atacantes y con la urgencia de completar la plantilla de 23 jugadores, decidó convocar a Dusan Petkovic, hijo del técnico Illija Petkovic. La polémica fue tal que Dusan decidió no perjudicar el espíritu de equipo y no embarcarse a Alemania, dejando con esto a su selección con un jugador menos ya que las sustituciones en esta instancia sólo están permitidas en caso de lesión.
Como si las complicaciones en un Mundial de fútbol fueran pocas, aparte de los rivales, el clima o las lesiones, ahora técnicos y jugadores deben también lidiar con esta situación.
Y es que no siempre es una ventaja que todo quede "en familia".
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