Una observación de Nicholas Carr sobre la innovación corporativa
(Suspiro) Si tan solo los creadores artísticos nos diéramos cuenta de la aplicabilidad de esto en nuestras disciplinas...
"¿Qué hay de malo en dar rienda suelta a la innovación?
Las empresas estadounidenses están enamoradas de la idea de innovación, y ello es necesario y es una de las mayores fortalezas de las compañías de Estados Unidos. Pero el peligro es que las empresas pueden llegar a creer que la innovación es un bien universal y que deben innovar en todas las partes de sus compañías. Pierden de vista que la innovación no es gratis, sino cara y arriesgada. Hay que asegurarse de innovar en esas pocas áreas en las que la innovación puede tener recompensa y no innovar en áreas en las que no habrá frutos.
¿De qué manera puede una empresa decidir dónde y cómo innovar?
Hay que vincular las iniciativas e inversiones en innovación con la estrategia general de la compañía. Hay que examinar los ámbitos en los que uno puede obtener una ventaja competitiva. Para algunas empresas, los ámbitos con más potencial para innovar pueden ser los procesos de fabricación o en la manera en que gestiona la cadena de proveedores. Para otras, puede estar en los productos mismos. Y para otras puede estar en las áreas de construcción de marca o marketing.
¿Por qué comenzó a estudiar la innovación?
Observé una suerte de culto en torno a la innovación, en especial en la literatura de negocios. Se decía que la innovación es un bien superior y que las empresas deberían innovar en todas sus operaciones. Y ello me pareció demasiado simplista.
¿Cómo puede una empresa lograr un equilibrio entre innovar sin caer en el caos?
La gente creativa es grandiosa, pero la creatividad tiende a ser un proceso caótico. Por eso, una organización con una fuerte cultura innovadora podría enviar el mensaje de que ser un imitador o copión es malo. Pero si uno observa incluso a las empresas más exitosas, éstas son muy eficaces como imitadoras. La capacidad de ser un buen copión es extremadamente importante, probablemente tanto como ser un buen innovador.
Otro peligro de fomentar en exceso la innovación es que uno comienza a devaluar la capacidad. Hay gente que no será buena para innovar, pero que es muy competente en lo que hace. Es importante que esa gente se sienta valorada y compensada por lo que hace.
"¿Qué hay de malo en dar rienda suelta a la innovación?
Las empresas estadounidenses están enamoradas de la idea de innovación, y ello es necesario y es una de las mayores fortalezas de las compañías de Estados Unidos. Pero el peligro es que las empresas pueden llegar a creer que la innovación es un bien universal y que deben innovar en todas las partes de sus compañías. Pierden de vista que la innovación no es gratis, sino cara y arriesgada. Hay que asegurarse de innovar en esas pocas áreas en las que la innovación puede tener recompensa y no innovar en áreas en las que no habrá frutos.
¿De qué manera puede una empresa decidir dónde y cómo innovar?
Hay que vincular las iniciativas e inversiones en innovación con la estrategia general de la compañía. Hay que examinar los ámbitos en los que uno puede obtener una ventaja competitiva. Para algunas empresas, los ámbitos con más potencial para innovar pueden ser los procesos de fabricación o en la manera en que gestiona la cadena de proveedores. Para otras, puede estar en los productos mismos. Y para otras puede estar en las áreas de construcción de marca o marketing.
¿Por qué comenzó a estudiar la innovación?
Observé una suerte de culto en torno a la innovación, en especial en la literatura de negocios. Se decía que la innovación es un bien superior y que las empresas deberían innovar en todas sus operaciones. Y ello me pareció demasiado simplista.
¿Cómo puede una empresa lograr un equilibrio entre innovar sin caer en el caos?
La gente creativa es grandiosa, pero la creatividad tiende a ser un proceso caótico. Por eso, una organización con una fuerte cultura innovadora podría enviar el mensaje de que ser un imitador o copión es malo. Pero si uno observa incluso a las empresas más exitosas, éstas son muy eficaces como imitadoras. La capacidad de ser un buen copión es extremadamente importante, probablemente tanto como ser un buen innovador.
Otro peligro de fomentar en exceso la innovación es que uno comienza a devaluar la capacidad. Hay gente que no será buena para innovar, pero que es muy competente en lo que hace. Es importante que esa gente se sienta valorada y compensada por lo que hace.
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