Una entrevista: Jesús Nieves Montero en el diario Panorama de Maracaibo (1era parte)
"“Comencé a escribir como un juego, por la petición de escribir un artículo”, explica Nieves. “Con Uslar Pietri murió el intelectual al que se le podía preguntar ‘¿cuál es el camino que debemos seguir?”, reflexiona. “Escribir es recrear la vida, explorar la realidad de otra forma”.
Jesús Daniel Nieves es un joven de 29 años, atrapado entre las letras. En 1996, cayó en las redes del oficio, cuando un amigo le invitó a escribir para un periódico universitario.
Nació en Cabimas y vive en Caracas, estudió primaria en México, donde estaba trabajando su madre, la experta en radiología Carmen de Nieves. Contar historias corre por sus venas; es hijo del periodista Onofre Nieves.
En él se halla una fuerte convicción de responsabilidad social, que le sugirió aplicar las letras en beneficio de los demás. Con el taller Escribir para sanar quiere recorrer el país. Cree que es posible transformar la vida de mucha gente. Mañana estará en Maracaibo para traer sus conocimientos al Centro Holístico Ailuz.
—¿Cómo nació su vocación para escribir?
—En 1996 se me encargó hacer un artículo en la Universidad Metropolitana, donde estudiaba administración, y se me ocurrió hacer un relato. Me gustó la experiencia y comencé a tomar talleres literarios, y fue cuando en realidad me empecé a interesar por la escritura. Mi vocación nace por la admiración de los modelos de los grandes libros y de ese pequeño juego, ese pequeño experimento del año 96, que luego se fue modelando a través de experiencias teóricas o académicas.
En esa época, estudiaba también derecho en la Universidad Santa María. Abandoné derecho y culminé administración; necesitaba tiempo para la escritura.
—¿Sobre qué tema versó ese primer trabajo?
—Era un relato llamado Olvidar el olvido, sobre el amor y el perdón. Igualmente, los relatos que vinieron después, entre el 96 y el 98, se juntaron con éste y formaron parte de mi primer libro, Casi un juego.
Se aborda el tema de las relaciones de pareja, igual que en mi segundo libro, Juegos de perdón. Se habla del remordimiento, del resentimiento. En mis relatos hay personajes que necesitan o creen necesitar el perdón de sí mismos o de su entorno.
—¿Escribir es un “juego”?
—Comencé a escribir como un juego, por la petición de escribir ese artículo para el periódico de la universidad, y ni siquiera escribí sobre lo que se me pidió. Era sobre el hecho de estudiar dos carreras a la vez, derecho y administración. Fue el primer juego, y luego quise seguir escribiendo
A partir de allí, la escritura me ha parecido un juego elegante, en el cual uno va adquiriendo las reglas a medida que va escribiendo y leyendo. Es una manera de recrear la vida, de explorar la realidad de otra forma. Entonces, en ese sentido siempre me he mantenido fiel a darle el calificativo de ‘juego’ al oficio de escribir."
(Hiram Aguilar Espina para panorama)
Jesús Daniel Nieves es un joven de 29 años, atrapado entre las letras. En 1996, cayó en las redes del oficio, cuando un amigo le invitó a escribir para un periódico universitario.
Nació en Cabimas y vive en Caracas, estudió primaria en México, donde estaba trabajando su madre, la experta en radiología Carmen de Nieves. Contar historias corre por sus venas; es hijo del periodista Onofre Nieves.
En él se halla una fuerte convicción de responsabilidad social, que le sugirió aplicar las letras en beneficio de los demás. Con el taller Escribir para sanar quiere recorrer el país. Cree que es posible transformar la vida de mucha gente. Mañana estará en Maracaibo para traer sus conocimientos al Centro Holístico Ailuz.
—¿Cómo nació su vocación para escribir?
—En 1996 se me encargó hacer un artículo en la Universidad Metropolitana, donde estudiaba administración, y se me ocurrió hacer un relato. Me gustó la experiencia y comencé a tomar talleres literarios, y fue cuando en realidad me empecé a interesar por la escritura. Mi vocación nace por la admiración de los modelos de los grandes libros y de ese pequeño juego, ese pequeño experimento del año 96, que luego se fue modelando a través de experiencias teóricas o académicas.
En esa época, estudiaba también derecho en la Universidad Santa María. Abandoné derecho y culminé administración; necesitaba tiempo para la escritura.
—¿Sobre qué tema versó ese primer trabajo?
—Era un relato llamado Olvidar el olvido, sobre el amor y el perdón. Igualmente, los relatos que vinieron después, entre el 96 y el 98, se juntaron con éste y formaron parte de mi primer libro, Casi un juego.
Se aborda el tema de las relaciones de pareja, igual que en mi segundo libro, Juegos de perdón. Se habla del remordimiento, del resentimiento. En mis relatos hay personajes que necesitan o creen necesitar el perdón de sí mismos o de su entorno.
—¿Escribir es un “juego”?
—Comencé a escribir como un juego, por la petición de escribir ese artículo para el periódico de la universidad, y ni siquiera escribí sobre lo que se me pidió. Era sobre el hecho de estudiar dos carreras a la vez, derecho y administración. Fue el primer juego, y luego quise seguir escribiendo
A partir de allí, la escritura me ha parecido un juego elegante, en el cual uno va adquiriendo las reglas a medida que va escribiendo y leyendo. Es una manera de recrear la vida, de explorar la realidad de otra forma. Entonces, en ese sentido siempre me he mantenido fiel a darle el calificativo de ‘juego’ al oficio de escribir."
(Hiram Aguilar Espina para panorama)
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