Un cuestión de fe: Raymond Domenech, seleccionador francés
Cuando insistente y hasta bruscamente le preguntaban cuál era su objetivo en Alemania 2006, Raymond Domenech repetía con terquedad infantil: el 9 de julio.
Miradas escépticas, dudas e incluso seguramente artículos que apenas esperaban la eliminación de Francia para ser publicados eran las reacciones que conseguía este hombre poco simpático, quien comentó alguna vez ante la sequía de su equipo que creía que anotar goles no era importante en el fútbol y que al parecer utiliza los signos del zodíaco para descartar jugadores.
Hoy, frente a los mismos periodistas, sabe que el objetivo está cumplido: estará el 9 de julio disputando la Copa del Mundo. Las preguntas, evidentemente, han cambiado. Ahora la interrogante es: ¿está sorprendido?
Fiel a su prédica previa repite: "Alguien tenía que creer que podíamos hacerlo. Para eso me pagan."
Miradas escépticas, dudas e incluso seguramente artículos que apenas esperaban la eliminación de Francia para ser publicados eran las reacciones que conseguía este hombre poco simpático, quien comentó alguna vez ante la sequía de su equipo que creía que anotar goles no era importante en el fútbol y que al parecer utiliza los signos del zodíaco para descartar jugadores.
Hoy, frente a los mismos periodistas, sabe que el objetivo está cumplido: estará el 9 de julio disputando la Copa del Mundo. Las preguntas, evidentemente, han cambiado. Ahora la interrogante es: ¿está sorprendido?
Fiel a su prédica previa repite: "Alguien tenía que creer que podíamos hacerlo. Para eso me pagan."
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