Un desagravio: Raymond Domenech, seleccionador francés
Llegará el martes y ya sabremos el alcance de estas palabras. Pero desde el pitazo final del partido frente a Togo hasta el pitazo final contra España, Raymond Domenech tiene, necesariamente, que haberse ganado el respeto de los fanáticos del equipo francés.
Entre otras cosas porque Domenech siempre fue claro y fue fiel a sus principios. Porque Domenech dio su palabra y cumplió.
Antes de comenzar el mundial, los medios criticaron el importante papel que Patrick Vieira jugaba en el esquema del seleccionador por sus constantes lesiones y baja forma física. Domenech dijo que sólo era cuestión de esperar que surgiera el verdadero Vieira y su desempeño fue determinante ante Togo.
El entrenador galo dijo que aguantó los cambios en el partido ante Corea porque, ante el repunte de los asiáticos, un error podía significar la derrota y la imposibilidad de alcanzar los cinco puntos. Tuvo razón.
Domenech dijo también al diario francés "L'equipe" que no temía llegar a la fecha final de su grupo en este mundial con la misma necesidad de Corea/Japón 2002 (ganar por 2 goles de diferencia) porque pocas personas en la vida tienen la oportunidad de enfrentar una situación exactamente igual para resarcirse por sus errores psados y sus jugadores no la dejarían pasar. También tuvo razón.
Le pidieron que pusiera más atacantes, la gente le pedía a Luis Saha, por ejemplo, pero el entrenador no quería sacrificar el equilibrio de su sistema y demostró otra de sus filosofías de juego: no por colocar más atacantes se hacen más goles.
Ya estará pensando Domenech en el próximo partido. O, mejor dicho, saboreando. Su equipo pasó del infierno a la gloria y él sabe que mucho tuvo que ver con ese éxito.
Entre otras cosas porque Domenech siempre fue claro y fue fiel a sus principios. Porque Domenech dio su palabra y cumplió.
Antes de comenzar el mundial, los medios criticaron el importante papel que Patrick Vieira jugaba en el esquema del seleccionador por sus constantes lesiones y baja forma física. Domenech dijo que sólo era cuestión de esperar que surgiera el verdadero Vieira y su desempeño fue determinante ante Togo.
El entrenador galo dijo que aguantó los cambios en el partido ante Corea porque, ante el repunte de los asiáticos, un error podía significar la derrota y la imposibilidad de alcanzar los cinco puntos. Tuvo razón.
Domenech dijo también al diario francés "L'equipe" que no temía llegar a la fecha final de su grupo en este mundial con la misma necesidad de Corea/Japón 2002 (ganar por 2 goles de diferencia) porque pocas personas en la vida tienen la oportunidad de enfrentar una situación exactamente igual para resarcirse por sus errores psados y sus jugadores no la dejarían pasar. También tuvo razón.
Le pidieron que pusiera más atacantes, la gente le pedía a Luis Saha, por ejemplo, pero el entrenador no quería sacrificar el equilibrio de su sistema y demostró otra de sus filosofías de juego: no por colocar más atacantes se hacen más goles.
Ya estará pensando Domenech en el próximo partido. O, mejor dicho, saboreando. Su equipo pasó del infierno a la gloria y él sabe que mucho tuvo que ver con ese éxito.
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