Una causal para la inhabilitación política: vicepresidente Jorge Rodríguez le habla a la estatua del Libertador
Igualmente, para el vice no había sobresaltos, trató de cubrir con chistes su falta de capacidad oratoria ("la oposición va en bicimoto, nosotros tenemos los cinco motores y no se los vamos a prestar"), con gritos destemplados, con amenazas a la oposición y etcétera...
La cuestión es que, de repente, comienza con aquella letanía, decía que frente a "él" y a "él" le dedicaba y "él" debía estarlo viendo y resulta que, en definitiva, lo que hacía Rodríguez era hablarle a la estatua de Simón Bolívar en la plaza mayor de Caracas...
Como si rezara, como si, en medio de la embriaguqez de poder sin control, buscara resonancia, interlocución en el montón de metal y marmol...
Y, no lo dudamos, en alguna parte, los paleros cubanos se empleaban a fondo en todos los ritos conocidos: en el fondo temen que un día Bolívar se levante y les haga pagar tanta herejía...
Etiquetas: Esto es Latinoamérica, La revolución a paso de vencedores, Reflexión sobre Venezuela
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