Un comentario sobre el espíritu navideño en el Banco Canarias
El Banco Canarias, una institución relativamente nueva en el mercado bancario nacional, nos ha demostrado hoy un particular espíritu navideño que recordaremos al menos hasta que comience el 2007...
Tuvimos que hacer una diligencia bancaria y escogimos, por cercanía con nuestra casa, la sucursal de La Trinidad...
De principio nos entusiasmó que nos recibiera un árbol de navidad profusamente decorado, alto, al lado de la caseta del vigilante... aunque poco duró la fascinación cuando vimos que pese a unas 10 personas en espera, sólo estaba trabajando un cajero...
Solitariamente, este empleado trataba de mantener el paso, aunque cada vez que se sumaba una persona a la cola -y él continuaba atendiendo al mismo cliente- tenía ojos de desesperación y dejaba salir de sus labios, inaudible pero muy evidente, un "coño de la madre", que más que reclamo -ya que estaba él solo en la agencia, así que no había destinatario- era una especie de mantra para salir de la crisis y recordatorio de lo que le faltaba por trabajar...
El problema es que en esta sucursal del Banco Canarias, el espíritu navideño es tal, que una de las supervisoras, quien podría darle una mano al ajetreado cajero, como se ve en esta borrosa foto, llevó a su niño al trabajo... por lo tanto, había que mantener entretenido al infante y subir y bajar al y del segundo piso, divertirse, vigilar las carreras, porque, después de todo, es la época del año donde la infancia reina, ¿cómo hacer que las horrendas garras de las finanzas, cual Grinch despiadado, se interpongan?
¡Allá nosotros que dejamos operaciones bancarias para hoy 18 de diciembre!
Sin embargo, pese al espíritu reinante, más descarrillados clientes llegaban a unirse, acá vemos como la cola se incrementaba...
El cajero no hacía más que mirar la hora, mirar al resto de las personas y teclear vigorosamente para sacarse la amargura...
Pero, para todo dio este episodio: de repente, un cliente entró... le dice al cajero: ¿Te acuerdas de mí? Todos nos alarmamos creyendo que nuestro tiempo de espera se alargaría, sin embargo, no fue así: el hombre simplemente iba a devolver 50 mil bolívares de más que le habían dado cuando previamente cobró un cheque...
Pues sí, el propio milagro del espíritu de la Navidad en el Banco Canarias, nuestro cajero suspiró aliviado por el inusual gesto de honestidad, colocó los cinco billetes de 10 mil en su cajón y pareció cobrar nuevo ímpetu para continuar...
Finalmente, después de casi una hora, llegó nuestro turno... casi no nos pagan los dos cheques porque había una diferencia en el color de la tinta, pero el espíritu de la navidad tocó a la madre/supervisora y, para seguir vigilando a su niño, nos dijo que nos lo pagaba esta vez pero que cuidado para la próxima...
No sé si ya se habrán preguntado por qué no acudimos a ese lugar de común de "quejarse con el gerente"... Obsérvese la imagen a la derecha: la oficina del gerente está desmantelada y totalmente vacía, así que, estábamos a la deriva y con la paciencia como único acompañante...
No es nuestro estilo hacer estas quejas de servicio al cliente, para un buen inventario, recomendamos que se pasen por el Cuaderno de Evelyn, que tiene toda una categoría al respecto...
Pero, valga la excepción con esta experiencia navideña, y deseamos fervientemente que el Niño Jesús le traiga a esta sucursal, al menos, un cajerito más -y niñera para la supervisora y, por supuesto, un gerente con todos su accesorios...
¡Salud!
Etiquetas: En este país, Esto es Latinoamérica, Reflexión sobre Venezuela
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