Un análisis de Inés Quintero sobre la intención de Hugo Chávez de aniquilar el principio de alternabilidad democrática
"Él puede haberlo enterrado [el principio de alternabilidad], el problema es si la sociedad venezolana lo ha enterrado. No dudo que haya disposición a hacer caso omiso de ese principio, pero eso no quiere decir que ese valor no esté en la memoria de una sociedad que lo ha practicado por más de 150 años. El principio de la alternancia es tan antiguo como la institucionalidad republicana venezolana.
En 1830, es un postulado. Cuando Venezuela se separa de la Gran Colombia, la sociedad venezolana se constituye sobre ese principio. José Antonio Páez, hombre fuerte sin discusión, asume la alternancia como institución y como recurso legítimo. Termina su gobierno y dice: después vuelvo, pero ahora le toca a otro. Luego se convierte en dictador en el contexto de la guerra federal pero también, cuando las cosas se ponen mal, se aparta y se da cuenta de que su tiempo concluyó.
Antonio Guzmán Blanco, de una ambición de poder desembozada, inventa el cuento del bienio y de la sustitución.
Cipriano Castro tuvo toda la intención de perpetuarse pero no pudo por su salud y la dinámica política de su entorno. Y aunque José Vicente Gómez se perpetúa en el mando más de veinte años, no lo hace ininterrumpidamente como presidente. Hay continuidad porque la sociedad gira alrededor de su figura pero cuidando las formas de la alternancia entre comillas. Y desde Gómez no ha habido manera de perpetuarse en el poder.
Chávez puede intentar enterrar el principio de alternancia, pero ¿es posible borrar las experiencias que han irrumpido contra eso y pensar que no tiene consecuencias? El último que trató fue Pérez Jiménez y salió con las tablas en la cabeza. La historia dice que todos los intentos de enterrar la alternancia o de pasarla por alto, no han sido exitosos; ya sea por la aspiración de mando de quien está viéndose afectado o por la reacción de la sociedad." (el nacional)
En 1830, es un postulado. Cuando Venezuela se separa de la Gran Colombia, la sociedad venezolana se constituye sobre ese principio. José Antonio Páez, hombre fuerte sin discusión, asume la alternancia como institución y como recurso legítimo. Termina su gobierno y dice: después vuelvo, pero ahora le toca a otro. Luego se convierte en dictador en el contexto de la guerra federal pero también, cuando las cosas se ponen mal, se aparta y se da cuenta de que su tiempo concluyó.
Antonio Guzmán Blanco, de una ambición de poder desembozada, inventa el cuento del bienio y de la sustitución.
Cipriano Castro tuvo toda la intención de perpetuarse pero no pudo por su salud y la dinámica política de su entorno. Y aunque José Vicente Gómez se perpetúa en el mando más de veinte años, no lo hace ininterrumpidamente como presidente. Hay continuidad porque la sociedad gira alrededor de su figura pero cuidando las formas de la alternancia entre comillas. Y desde Gómez no ha habido manera de perpetuarse en el poder.
Chávez puede intentar enterrar el principio de alternancia, pero ¿es posible borrar las experiencias que han irrumpido contra eso y pensar que no tiene consecuencias? El último que trató fue Pérez Jiménez y salió con las tablas en la cabeza. La historia dice que todos los intentos de enterrar la alternancia o de pasarla por alto, no han sido exitosos; ya sea por la aspiración de mando de quien está viéndose afectado o por la reacción de la sociedad." (el nacional)
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