Resultado del Concurso de Cuentos del diario El Nacional
El jurado destacó la sencillez y precisión narrativa de la obra del comunicador social Jesús Miguel Soto
Cuando Miguel Otero Silva, Antonio Arráiz, Andrés Eloy Blanco y Alejandro García Maldonado entregaron en 1946 el premio de la primera edición del Concurso Anual de Cuentos de El Nacional a Ramón Díaz Sánchez por su relato La virgen no tiene cara, no sabían que estaban haciendo historia.
Pero lo hicieron: ellos crearon el sello de calidad de las narraciones cortas en Venezuela.
Hace unas semanas le correspondió a Violeta Rojo, Jesús Nieves Montero y Heberto Gamero Contín seleccionar el ganador del concurso, ahora en su edición número 64, que resultó a favor de Jesús Miguel Soto.
"Otorgamos el premio al cuento La república de Fennelly, del cual destacamos sencillez y precisión narrativa para elaborar una metáfora inteligente sobre el destino de las utopías, a partir de una anécdota vinculada a lo absurdo", señala el documento que contiene el fallo del jurado.
En el mismo escrito consta que la mención especial corresponde a Rafael Antonio Venegas, por su cuento Hoy no es el día de los santos inocentes, presentado con el seudónimo Alí Rafael.
República utópica. El cuento ganador refiere la reunión de un grupo de amigos, en la que se crea una república utópica, la de Fennelly.
"Marisela se topó con un disco que fue propiedad del papá de Alberto. Olvidado en una gaveta de amarillentos documentos contractuales, lo vislumbramos como una señal que al menos ameritaba una evaluación. En la portada se leía Michael Fennelly, un músico desconocido para todos. Por decisión unánime aprobamos el nombre y acordamos que no escucharíamos bajo ninguna circunstancia la música contenida en ese acetato y que tampoco revelaríamos a extraños el origen de nuestra denominación para que la partitura fundadora perviviera en un enigma idílico y que sus acordes ignotos no influenciara de ningún modo las bases éticas o estéticas de nuestra naciente república", escribe Soto en el cuento galardonado.
No es casual que la república utópica tenga un nombre azaroso, porque justamente lo que parece querer destacar el cuento son las casualidades que legitiman las repúblicas.
Jesús Nieves Montero, profesor de escritura creativa en el Icrea y en la Universidad Metropolitana, destacó que el valor de La república de Fennelly radica en su brevedad, con la que logra un rápido efecto dramático el cuento tiene 10 páginas, la mitad del máximo requerido en las bases del concurso .
"Bajo una anécdota que parece absurda desarrolla un conjunto de connotaciones que pueden ser asimilables a la realidad de Venezuela y de otros países de Latinoamérica, como la fundación de un país en un apartamento. Indudablemente, este cuento tiene una lectura política hecho con el carácter polisémico de la literatura", dice.
Nieves Montero explica que que el cuento le recordó el estilo de la serie estadounidense de los años noventa Seinfeld, que aunque parecía no hablar de nada, hablaba de mucho.
Aclara que, además de la política, el cuento tiene otras dos lecturas: la del absurdo, que reseñó el jurado en el documento que contenía el fallo, y la literaria, que tiene que ver con su estilo. "La contemporaneidad del cuento está es su forma estética y su lenguaje sencillo. Hay autores que tienen la manía de usar palabras particularmente extrañas cuando escriben, pero en este cuento realmente no se necesita un diccionario porque todo resulta muy llano".
Como puede observarse, el "Ramón Díaz Sánchez" de 2009 es un hombre de su tiempo: un poco político y un poco mediático entre Bolívar y Seinfeld , como el resto de su generación.
(texto: Michelle Roche Rodríguez, fotografía del autor: ernesto Morgado vía el nacional)
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