"La identidad del espía es tan parecida a la naturaleza del ser humano que el lector no tiene dificultades para identificarse con él. Llegamos a muchos compromisos y tendemos muchos puentes en falso. Tenemos pensamientos secretos que no comunicamos a nadie, ni siquiera a quienes más amamos. Quizá precisamente porque los amamos. Creamos nuestra identidad con estos compromisos. Y nos ponemos máscaras para presentarnos ante otras personas, nos ponemos un disfraz, modificamos la voz o ensayamos miradas. Fingimos mucho en nuestra vida. Decimos «te quiero» para ser educados, o para consolar a alguien o sobornarlo, aunque no sea cierto. Si tratas a un personaje como si fuera un espía, si le pones la etiqueta de espía en la novela, el lector se pondrá de tu parte y podrás conducirlo a donde quieras, a donde no esperaba llegar, y te acompañará, porque todos somos espías." (
notas y noticias de vetas)
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