Un bautizo literario
Venimos del bautizo del libro "De la urbe para el orbe", recopilación de los trabajos presentados en la semana de la nueva narrativa urbana. Desde que supe el título recordé la bendición urbi et orbis y quise regodearme en la crítica.
Pero resulta que, a medida que pasa el tiempo, me he sentido más cómodo con él.
Ha sido una verdadera celebración de la literatura. No comparto la idea del prologuista, Luis Barrera Linares, acerca de nuestra identidad como grupo o la necesidad de ella, pero el simple acercamiento, el conocimiento, la identificación con los pares, es un ejercicio de sensibilidad e intelectualidad interesante.
Desde finales de 2003 no tenía la emoción del bautizo d eun libro. Salvador Fleján se me acerca y me dice un par de veces que le gustó mucho "Virginia y tú". Yo sonrío y repaso el cuento y me digo lo que siempre me repito al pensar en los textos entrañables: ¡cuántas cosas tuvieron que pasar para poder escribirlos!
Los cuentos terminan siendo una especie de fotografía, de balance general de la vida, las lecturas, las inquietudes y las ambiciones del momento cuando se escriben.
Llego a la casa y le comento a Marta que me he quedado prendado de la expresión de Antonio López Ortega, quien calificó a Virginia como "un hermosísimo personaje", ella allí, durmiendo, inocente de las divagaciones de su esposo. Virginia. Y Virginia, sin lugar a dudas, es mía.
¡Gracias a Dios por la literatura!
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