martes, mayo 23, 2006

Una muestra de hipocresía: Barry Bonds, los esteroides y la jeringa

Leo que, en medio de la larga espera que tuvo que sufrir Barry Bonds para lograr igualar el record de 714 jonrones de Babe Ruth, no sólo fue una cuestión de gritos y pancartas insultantes sino que incluyó un espectáculo bastante patético: un niño se apareció en uno de los estadios disfrazado de jeringa.
¿El motivo? Tratar de denunciar nuevamente el caso de esteroides en el cual está involucrado el jardinero d elos Gigantes de San Francisco.
Así como cuando en la televisión salen pequeños besando a un funcionario gubernamental o político en campaña, no es difícil ver que hay una mano adulta detrás de esto.
Para un niño, afortunadamente, el concepto de "esteroides" y del Bonds como un "tramposo" no es ni tan claro ni tan sofisticado como el de un adulto. Entonces, al parecer, estamos frente a un veredadero acto de cobardía.
Este adulto, seguramente padre, no se atreve a llevar sus consignas e insultos o piensa que estos no serán suficientes y somete al niño a este ridículo espectáculo. Guardando las distancias, el episodio me hizo recordar las historias de los padres que llevaban a sus hijos al burdel "para que se volvieran hombres".
A Dios gracias, al niño lo obligaron a quitarse el disfraz antes de ocupar su asiento. Pese a que seguramente no fue la intención inicial del guardia encargado de esa tarea, temrinó por hacerle un enorme favor a la ingenuidad del niño.
Con seguridad el padre siguió gritando como desaforado en cada turno de Bonds cosas como "tramposo", "drogado", entre otros. Casi con seguridad lo hizo con las misma fuerza con la que celebró los jonrones 79 al 73 con los cuales Bonds superó la marca de todos los tiempos para una temporada...